www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 2/2
 
El cuadro está cerrado
Más represión en Cuba: ¿Se frotan las manos los bandos radicales?
por JOSé H. FERNáNDEZ, La Habana
 

¿Con qué argumentos racionales, bajo qué principios, desde qué disposición moral, amparados por qué conceptos, no digamos humanistas sino meramente ideológicos, pueden ser organizadas tales hordas de individuos dispuestos a caerle a trancazos a mujeres y hombres indefensos, sin la intención ni la más mínima capacidad para enfrentarlos, y sin haber cometido otra falta más que la de no pensar igual que ellos, si es que ellos piensan?

Quienes exhiben hoy posiciones extremas a favor o en contra del régimen, los ultra-radicales que ven en el empleo de la fuerza la única vía para restablecer aquí lo que cada cual entiende por "la normalidad", estarán asumiendo con júbilo, mejor o peor disimulado, las malas nuevas de este tórrido verano, con ciclones que arrasan, calores que asfixian, apagones que encienden e impaciencias que amenazan con romper sus compuertas.

Para los incondicionales, los que medran y/o se resguardan a la sombra de la dictadura, este atropello abusador de las Brigadas de Respuesta Rápida es garantía de supervivencia, en tanto representa, dicen, la acción del pueblo que sale a defender sus intereses ante los traidores y evita con ello el allanamiento de los tanques y la metralla de los ejércitos, algo que el mundo civilizado no toleraría.

Los del ala rancia del exilio, por su parte, deben estar frotándose las manos porque saben que tarde o temprano este tipo de violencia será respondida con violencia y que pueblo agredido contra pueblo agresor equivale a guerra civil, y que guerra es caos y el caos provoca intervención de potencias pacificadoras desde el exterior, preferiblemente las más ricas y poderosas, que son las más cercanas para el caso.

Lo trágico, lo verdaderamente descorazonador es que en este momento ambos bandos de la ultra-radicalidad tienen motivos para el regocijo. Y ojalá que sea sólo de momento.

Existe en el béisbol algo que denominan "el cuadro cerrado". Es una jugada que se aplica en situaciones de un peligro muy particular, cuando los jugadores que se encargan de defender el terreno pueden perder el partido con un simple hit del equipo contrario. Entonces se cierra el cuadro para buscar el out desesperadamente, de todas, todas, en cada una de las variantes posibles.

Nada más parecido al escenario en que ahora mismo se está jugando el destino de Cuba y la vida de cientos de miles, de millones de seres inocentes, desesperanzados, perplejos, hambrientos, temerosos, confundidos, hartos.

Mañana, cuando no haya remedio, no nos cabrá alegar que no supimos preverlo. Porque aún nos queda tiempo.

El juego está cerrado para el régimen y sus herederos. Años más, meses menos, ninguna estratagema les permitirá impedir el hit definitorio. Pero los cubanos buenos, que por suerte seguimos siendo mayoría, adentro y afuera, merecemos abordar el asunto de una forma más inteligente, amable y saludable, que esta tendencia desquiciada que nos impele a terminar cayéndonos a palos unos a los otros.

Hemos sufrido demasiado durante demasiado tiempo. Si algo nos queda son precisamente razones para defender la vida. Y ya lo dijo quien lo dijo: si tienes un porqué para vivir, debes hallar siempre el cómo, y debes hallarlo de la manera más digna.

Referencias
Las autoridades arrestan a tres disidentes y aumentan la presencia policial en las calles
El Arco Progresista advierte sobre el peligro de explosión social en Cuba
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