www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 2/4
 
A golpes de ciclón
Ideología, pretextos y huracanes: Aún queda por delante un largo verano y el capítulo de Dennis apenas ha comenzado.
por ALEJANDRO ARMENGOL, Miami
 

La ayuda al pueblo cubano a través de Caritas había sido iniciada en 1993, pero ahora Miami estaba dispuesta a poner en práctica un plan popular que utilizaba a la organización de la Iglesia Católica, pero trascendía las fronteras institucionales en un verdadero intercambio de pueblo a pueblo.

Aunque al principio el gobierno cubano dijo que aceptaba con gusto la ayuda proveniente de los cubanos residentes en Estados Unidos y otros países, pronto comenzaron los obstáculos. El primer lote sufrió una "demora temporal" en La Habana, bajo el pretexto de que algunos productos "no cumplían las especificaciones".

El desacuerdo radicaba en que algunas cajas de mercancías traían escrito: "El amor todo lo puede" y "Del exilio al pueblo cubano". Las trabas fueron en aumento, sin que el gobierno cubano mostrara el menor interés en que la comida procedente de Miami llegara a los más necesitados. Más de 30 toneladas de arroz, frijoles y leche esperando almacenadas. La ayuda de esta ciudad fue el primer y mayor envío de alimentos que llegó a La Habana.

Luego de indecisiones y demoras, el 2 de noviembre Granma publicó un editorial en que dictaminaba que la "cooperación procedente de Estados Unidos es prácticamente insignificante en relación con los recursos y los enormes esfuerzos que realiza el país para ayudar a los damnificados con sus propios recursos y algunos otros procedentes del exterior". Agregaba Granma que la ayuda desde Estados Unidos no se quiso rechazar "para no lastimar los sentimientos de muchas personas que de buena fe en aquel país hicieron sus modestos, aunque nobles, aportes a esta donación". El documento también especificaba la devolución a Caritas de los productos con "consignas políticas y mensajes contrarrevolucionarios".

Un segundo y último vuelo Miami-La Habana partió a finales de diciembre con unas 76.000 libras de aceite de soya, arroz y harina de maíz, sin los mensajes que habían molestado al gobierno cubano y que también fueron criticados por figuras de la Iglesia Católica. En vez de ser distribuidos en paquetes familiares, los alimentos fueron servidos en comedores de beneficencia y refugios. Parte de la ayuda no aceptada por Cuba terminó siendo enviada a otros países afectados por la tormenta, como Bahamas.

El esfuerzo humanitario se perdió, en parte, víctima de la manipulación política. En ambas costas del Estrecho de la Florida no se pudo evitar el mezclar la caridad con las posiciones ideológicas. La Habana vio como un obstáculo la práctica usual de identificar la procedencia de los envíos. Por otra parte, los mensajes incluidos en algunas cajas de ayuda fueron más allá de una simple identificación. Figuras de la Iglesia en Cuba y Miami coincidieron en señalar que había sido un error enviar donaciones con "mensajes políticos", "frases provocadoras y hasta ofensivas".

La supuesta 'conjura'

Esta manipulación casi inmediata de una campaña surgida de un espíritu humanitario fue acompañada de una polémica en que una vez más se demostró la existencia en Miami y La Habana de actitudes similares para lograr objetivos opuestos. Una declaración de diversas organizaciones anticastristas, encabezadas por la Junta Patriótica Cubana, dejó en claro que para sus miembros el ayudar a los damnificados pasaba a un segundo plano frente a las consideraciones políticas. En el documento se calificaba a los envíos como "el primer paso de un plan o conjura internacional" para romper el embargo, detrás del cual se encontraría el entonces presidente Clinton y el Vaticano.

La polémica por la ayuda a Cuba tras el paso del huracán Lili demostró que había un grupo numeroso de exiliados dispuesto a solidarizarse con el pueblo cubano más allá de la política, pero también el arraigo de la oposición a este tipo de intercambios. El padre Francisco Santana —uno de los principales promotores de los envíos— denunció a la prensa haber sido víctima de insultos cuando transitaba por las calles de la ciudad. Además, la policía tuvo que acudir en varias ocasiones a la Ermita de la Caridad, uno de los centros de recepción de donaciones, en respuesta a una docena de amenazas telefónicas de bombas en ese templo. En su documento, la Junta Patriótica Cubana rechazó cualquier "vil imputación de que la Iglesia Católica en el estado de la Florida es blanco de insultos y amenazas de atentados por parte de grupos anticastristas".

1. Inicio
2. La ayuda al pueblo...
3. No se puede entender...
4. Por su parte...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Respeto a la diferencia
DIMAS CASTELLANOS, La Habana
Vigencia y realidad
OSCAR ESPINOSA CHEPE, La Habana
Palabras enterradas
RAúL RIVERO, Madrid
Editoriales
Sociedad
Represión en Cuba
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir