www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 3/4
 
A golpes de ciclón
Ideología, pretextos y huracanes: Aún queda por delante un largo verano y el capítulo de Dennis apenas ha comenzado.
por ALEJANDRO ARMENGOL, Miami
 

No se puede entender el carácter encarnizado que tomó esta polémica en Miami sin considerar dos aspectos básicos. La radio anticastrista se dividió en dos bloques básicos, uno a favor y otro en contra de la ayuda. Una división de este tipo no se había escuchado nunca antes. Fundamental también para apreciar la trascendencia del debate es que figuras religiosas muy queridas por la comunidad participaron en la campaña de ayuda, lo que no impidió que fueran insultadas por los elementos extremistas.

Al igual que ocurrió con el padre Santana, los epítetos e insultos cayeron sobre el obispo auxiliar y guía espiritual de los exiliados católicos, monseñor Agustín Román, y sobre el reverendo Thomas Wenski (por años venía auxiliando tanto a los exiliados y para esa fecha había extendido su labor de ayuda a los niños enfermos en la Isla, con el envío de medicinas), quien viajó en el avión que llevó el primer cargamento de alimentos.

Al morir el padre Santana, en enero de 2004, y el reverendo Wenski, en junio de 2005, ambos recibieron muestras de reconocimiento por su labor humanitaria de toda una vida, de parte de la comunidad exiliada y de políticos cubanoamericanos.

Vientos de ventas

El 4 de noviembre de 2001, el ciclón Michelle causó cinco muertes en la Isla y dejó cuantiosas pérdidas. Según cifras oficiales, 100.000 casas fueron dañadas y unas 10.000 destruidas. Estados Unidos ofreció ayuda humanitaria, pero La Habana declinó el ofrecimiento. Sin embargo, Castro declaró que Cuba estaba dispuesta "de forma excepcional, por una sola vez" a comprar alimentos y medicinas norteamericanas por valor de unos $30 millones, y a pagar al contado.

La venta de productos agrícolas y medicinas a la Isla había sido autorizada en julio de 2000, pero había transcurrido un año sin que se realizara una sola transacción comercial. El propio gobernante había declarado que no tenía intención de comprar "ni una aspirina".

Tanto La Habana como Washington se apresuraron a indicar que no había un cambio de política. "No hay levantamiento del embargo, no hay una nueva era, nuestras preocupaciones respecto a Cuba siguen siendo las mismas", dijo a la prensa un funcionario norteamericano.

"Es un hecho aislado, no tenemos ninguna razón para verlo como un cambio de política, sino que ocurre en ocasión de un ciclón, y no pasará uno todos los meses por Cuba", afirmó el vicepresidente Carlos Lage, al ser interrogado al respecto en Lima.

Lo que se inició como una compra ocasional creció a un intercambio comercial en que Cuba ha adquirido 4.8 millones de toneladas de mercancías, por un valor de unos 1.300 millones de dólares, según los últimos datos disponibles. De acuerdo con estimados del Consejo Económico y Comercial EE UU-Cuba, la Isla ocupa el puesto 25 entre los principales mercados de productos agrícolas estadounidenses.

Este mercado ha experimentado un fuerte descenso en los últimos meses. Según datos del Consejo, entre enero y abril de este año las ventas de productos norteamericanos han sufrido una caída del 25 por ciento frente al mismo período en 2004.

Ahora Dennis

Cada ciclón que pasa por Cuba provoca una reacción diferente por parte de Castro. La situación internacional y dentro de la Isla es la que determina la respuesta, no el fenómeno meteorológico en sí.

Lili ocurrió el mismo año del derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, la aprobación de la Ley Helms-Burton y en medio de las negociaciones para el viaje de Juan Pablo II a la Isla. Desde la década de los años sesenta, la Iglesia Católica había pedido el establecimiento de Caritas en la Isla, pero el gobierno no la aceptó hasta que la caída de la Unión Soviética, en 1991, produjo una severa crisis económica.

Además de la misión humanitaria, la Iglesia de Miami vio la posibilidad del establecimiento de un puente entre dos feligresías con características específicas. Los pronunciamientos del Vaticano en contra del embargo y la Ley Helms-Burton —y el lógico papel de protagonista que tiene la Iglesia de la Isla y no la del exilio, respecto a los asuntos cubanos a los ojos de Roma— fueron otro factor que contribuyó a hacer más vehemente el rechazo a cualquier ayuda, por parte del exilio de "línea dura".

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