El gobierno de Fidel Castro se niega a recibir a la representante del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, la francesa Christine Chanet, afirmó este viernes el canciller Felipe Pérez Roque, según la AFP.

"Cuba no ha recibido, ni va a recibir a la representante especial del Alto Comisionado de Derechos Humanos", porque no reconoce la legitimidad de la resolución 2002/18, por la cual se creó ese cargo, dijo Pérez Roque a la prensa.

En abril del pasado año, la Comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó en Ginebra una resolución propuesta por Uruguay, en la cual se instó a Cuba a respetar esos derechos y se solicitó la creación de la figura de representante personal del Alto Comisionado para monitorear la situación sobre el terreno.

A Chanet, calificada por el canciller cubano como "experimentada jurista francesa", Cuba "no va a permitirle por supuesto cumplir con ese mandato, pero le ha explicado que no es una acción personal, que no tiene nada que ver con su trayectoria, que Cuba respeta", dijo Pérez Roque.

"No tiene absolutamente nada que ver con nuestra positiva opinión sobre la competencia, las cualidades profesionales y humanas de la señora (Chanet), infortunadamente designada con tan complejo mandato y a la cual hemos, con todo respeto, expresado en privado nuestra posición", dijo.

El 29 de enero pasado, el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Richard Boucher, saludó la designación de Chanet y pidió a Cuba que la aceptara.

"Urgimos al gobierno cubano a adherirse a la voluntad de la Comisión de la ONU de Derechos Humanos y cooperar con la implementación", dijo Boucher.

Pérez Roque aseguró el viernes que "Cuba no ha cooperado en lo más mínimo con la resolución que fue aprobada el año pasado en la Comisión de los Derechos Humanos y que no lo va a hacer en el período que media desde ahora hasta el inicio de los trabajos de la Comisión", este lunes.

Añadió que Cuba considera la resolución del pasado año "ilegítima, ilegal y por tanto su respuesta ha sido ignorar sus llamamientos, que no considera de buena fe, ni basados en el respeto, ni en el deseo de colaborar con Cuba, sino en el intento de fabricar una condena solapada que permita cumplir el objetivo superior de justificar el bloqueo".

En la década del noventa, la Comisión de Derechos Humanos nombró Relator Especial para el caso cubano al sueco Carl Johan Groth, a quien La Habana nunca permitió entrar a la Isla.