La Iglesia Católica exigió este miércoles a las autoridades de Cuba y Estados Unidos que resuelvan sus diferencias políticas a través del diálogo, y rechazó tanto el endurecimiento del embargo de Washington a la Isla, como las medidas de respuesta dictadas por La Habana, informó la AFP.

"Nos duele constatar que las medidas anunciadas por Estados Unidos y las tomadas por el gobierno cubano afectan, directa o indirectamente, a las familias más pobres de nuestro pueblo", dijo la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba en un comunicado.

Los prelados afirmaron estar "preocupados" por el impacto social generado por el enfrentamiento ideológico entre La Habana y Washington e instaron a ambas partes "a manifestar su buena voluntad sólo mediante el diálogo respetuoso y la aplicación de medidas que garanticen la reconciliación y la paz entre cubanos".

La Casa Blanca dio luz verde el pasado 6 de mayo a una serie de medidas destinadas a "acelerar la transición hacia una Cuba Libre". Entre las nuevas disposiciones está la reducción de viajes de cubanoamericanos a la Isla, un mayor control en las remesas familiares hacia Cuba, el fortalecimiento del apoyo financiero a la disidencia y el aumento del presupuesto para garantizar que La Habana no pueda interferir las señales de Radio y TV Martí.

El gobierno cubano respondió con una subida de precios a los combustibles y a los productos que se venden en dólares. Estas decisiones fueron presentadas como defensivas por las autoridades de la Isla, que advirtieron su intención de continuar tomando medidas si las consideran necesarias.

Los obispos reiteraron su "postura de rechazo a las sanciones económicas que en Estados Unidos llaman embargo y en Cuba, bloqueo" y calificaron de "inaceptable que el futuro de Cuba sea diseñado a base de exclusiones y menos aún de intervenciones concebidas por un gobierno extranjero".

"La solución a la situación en que se encuentra la nación cubana pasa por un proceso de diálogo entre cubanos, de conciliación y búsqueda, con todos y para todos, de caminos viables para la construcción de una sociedad más justa y más fraterna", subrayaron.

En referencia directa al proyecto estadounidense para "acelerar la transición en Cuba", los religiosos manifestaron su desacuerdo con el gobierno de Bush, pero criticaron también la crisis económica que golpea a los habitantes de la Isla.

"Las familias cubanas (…) son especialmente perjudicadas, pues a las dificultades y agobios de todos conocidos se añaden nuevas privaciones y cargas que vienen a recrudecer su ya angustiosa situación y a agravar la separación de quienes viven en Cuba y en Estados Unidos", indicaron.

El comunicado fue suscrito por los arzobispos de La Habana, cardenal Jaime Ortega y Alamino; y de Santiago de Cuba, Pedro Meurice Estiú. Además, por los obispos de Pinar del Río, José Siro González; Cienfuegos, Emilio Aranguren Echeverría; y Bayamo-Manzanillo, Dionisio García Ibáñez.

Por su parte, unos 200 líderes y activistas pertenecientes a 31 denominaciones, iglesias y movimientos ecuménicos publicaron un mensaje en el que dijeron estar "sumamente preocupados" por el futuro del pueblo cubano, informó El Nuevo Herald.

La iniciativa, promovida por el reverendo protestante y miembro de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Raúl Suárez Ramos, criticó la política estadounidense, pero fue menos dura con La Habana.

"Como iglesias no somos meros observadores, ni pretendemos asumir una posición de jueces ante la realidad que vivimos"; sin embargo, "estamos sumamente preocupados por el futuro de nuestro país, víctima de una guerra".

Los activistas y líderes ecuménicos dijeron que la Isla se enfrenta ahora "a nuevas medidas que limitan las relaciones entre la familia cubana, que sufre separación y crea más dificultades para el desenvolvimiento de la vida en nuestro país", según citó el diario.

Los firmantes consideraron necesario "un diálogo con la más alta institución del gobierno cubano", para ampliar "la acción social" de las iglesias protestantes en la Isla, entre otros temas.