Roberto Quiñones, hijo de la neurocirujana cubana Hilda Molina, negó este jueves que su madre haya pedido asilo político en la embajada de Buenos Aires en La Habana, informó la AFP.

Según Quiñones, Molina, de 61 años, y su abuela, Hilda Morejón, de 84, están en la sede diplomática como huéspedes.

"Mi madre, junto a mi abuela, están en la embajada en carácter de huéspedes y no han pedido asilo político", dijo Quiñones a la prensa frente a su domicilio en Buenos Aires, y manifestó su deseo de que ambas permanezcan allí porque tiene "miedo por su salud".

Quiñones, también médico, vive desde hace aproximadamente una década en Argentina, donde se casó con Verónica Scarpatti y tiene dos hijos.

Explicó que el miércoles, cuando su madre y abuela se encontraban en la sede diplomática argentina, la segunda "sufrió un pico de presión alta" y los funcionarios prefirieron que se quedaran allí "transitoriamente", hasta que la anciana se reponga.

Quiñones precisó que cerca del mediodía del jueves, luego de poder comunicarse con su madre, pudo aclarar cuál era la situación, ya que él mismo estaba confundido por las informaciones de prensa, alguna de las cuales indicaban que había un pedido de asilo político.

El médico admitió el carácter "disidente" de su madre, pero insistió en "despolitizar" el caso y solicitó que el presidente Néstor Kirchner continúe apoyando el reclamo para que su madre y su abuela puedan viajar a Buenos Aires a pasar las fiestas de fin de año.

"Espero que Kirchner no nos abandone en el último tramo del conflicto. Ha sido la persona más solidaria y más sensible. Que no nos abandone y que haga cualquier esfuerzo para que puedan venir", sostuvo Quiñones.

"Desde hace 10 años he tratado que el tema no se vea como un tema político. No lo queremos. Son cuestiones muy delicadas de las relaciones entre dos países y dos cancillerías y no quiero que se afecten", sostuvo.

El médico, quien se encontraba con su esposa, dijo que su temor es que "con todo este revuelo, sean ellas más reprendidas y asediadas" e insistió en que no entiende por qué las mujeres no pueden salir de la Isla. El gobierno de Castro no ha precisado los motivos.

"No tengo una explicación lógica. Mi madre tuvo una diferencia de opinión con el gobierno por temas de trabajo. Esto fue interpretado como algo político y tuvo que dejar su trabajo. Por el solo hecho de decir lo que piensa y lo que siente ha sufrido persecuciones y tortura psicológica", afirmó.