Un grupo de madres y esposas de presos políticos cubanos, conocidas como las Damas de Blanco, envió un mensaje a los actos conmemorativos por el aniversario 25 de los acontecimientos encabezados por el Sindicato Independiente Solidaridad en Polonia, que llevaron al fin de la dictadura comunista en ese país.

"Agradecemos profundamente el activo apoyo de ustedes a nuestros esfuerzos por lograr la libertad inmediata e incondicional de los prisioneros de conciencia de Cuba, apresados durante la Primavera Negra de 2003 por los únicos delitos de pretender ejercer su derecho a la libre expresión, añorar el respeto de los derechos humanos y el progreso de nuestro pueblo", dice el texto de la carta, firmada por 17 madres, esposas e hijas de disidentes del llamado grupo de los 75, que cumplen penas de hasta 28 años de prisión.

"Ellos están sumidos en horrendas condiciones carcelarias y enfrentan dignamente torturas psicológicas, vejaciones e intimidaciones. La solidaridad de ustedes los llena de esperanzas", agregan las mujeres.

Blanca Reyes, esposa del poeta y periodista Raúl Rivero, viajó a Polonia en representación de las Damas de Blanco.

Rivero es uno de los disidentes encarcelados en abril de 2003. A finales de noviembre de 2004 recibió una licencia extrapenal por motivos de salud, y en abril de este año llegó a Madrid con su familia para residir y trabajar, gracias a los esfuerzos del gobierno y la oposición españoles.

"El mensaje que yo traigo es el de una zona del pueblo que está sometida directamente a la fuerza de la represión y al abuso de poder de quienes tienen secuestrada nuestra soberanía", dice el texto que lleva Reyes a los actos por el aniversario 25 del Movimiento Solidaridad.

"Esta es la voz de las mujeres (y de los niños) que tienen a sus esposos, sus hijos, sus hermanos, sus padres encarcelados porque lucharon y luchan para que nuestro país se abra a la democracia, a la paz, al pluripartidismo, a la libertad plena de culto y de expresión", agrega.

"Esta es la voz de las Damas de Blanco, que expresamos en el exterior, con la blancura de los vestidos, la pureza de nuestro propósito: la libertad de los seres queridos y de los más de 300 prisioneros de conciencia que languidecen hoy en las cárceles del régimen. En el interior, sin embargo, invisible para los ojos humanos, el traje, la túnica, el manto es negro porque traduce el luto, el dolor, por los suplicios de nuestros familiares y por los padecimientos de nuestro país", dice el mensaje.

La lucha del Sindicato Independiente Solidaridad se inició en julio de 1980 y tuvo uno de sus momentos más importantes en los históricos Acuerdos de Agosto, que ahora se conmemoran.

El movimiento fue liderado por Lech Walesa y recibió el apoyo del fallecido Papa Juan Pablo II.

Con duras negociaciones, huelgas y protestas pacíficas, Solidaridad consiguió la aceptación de sindicatos libres, la garantía del derecho de huelga, el respeto de la libertad de expresión, la readmisión de despedidos por cuestiones ideológicas, la puesta en libertad de presos políticos, el aumento del sueldo base y otros derechos fundamentales, según recordó el diario español ABC.

El periodo de libertades duró dieciséis meses, hasta que el gobierno comunista estableció el estado de guerra, ilegalizó Solidaridad y desató una represión que dejó en el camino miles de torturados y cientos de desaparecidos y asesinados.

No obstante, el movimiento creado por Solidaridad sentó las bases para el derrocamiento de la dictadura comunista.

A los actos de conmemoración, que tienen lugar entre este martes y mañana miércoles en Varsovia y Gdansk, asiste Walesa, ex presidente de Polonia, quien recientemente anunció que abandonará las filas del Sindicato debido a las grandes "diferencias" que existen con la organización que él fundó, informó EFE.

También participan en los actos el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, el ex presidente de la República Checa, Vaclav Havel, el primer ministro de Suecia, Goran Persson, y los presidentes de Alemania, Horst Kohler, y Ucrania, Victor Yuschenko.