www.cubaencuentro.com Martes, 29 de abril de 2003

 
   
 
Razia en Cuba, guerra en Irak
El ultimátum de Bush a Hussein coincidió con decenas de operativos de la policía política cubana en domicilios de opositores y periodistas independientes.
por IVáN GARCíA/TANIA QUINTERO, La Habana
 

El desasosiego vivido en la Varsovia de los nazis por Wladyslaw Szpilman, personaje central de El pianista —filme de Roman Polanski—, se apoderó de cientos de familias cubanas cuando sus casas comenzaron a ser tomadas por asalto la pasada semana.

Disidentes
Ayunantes de la calle Humboldt, cuya actividad fue desmantelada la pasada semana por la policía política. (Info Lux Press)

Los minuciosos registros y detenciones de más de 80 opositores tuvieron lugar en La Habana y en ciudades del interior de la Isla. En casi todos los casos, lo ocupado consistió en libros, revistas, documentos, correspondencia, fotos, libretas con direcciones y teléfonos, papel, bolígrafos, máquinas de escribir, grabadoras, radios, cámaras fotográficas y de video, teléfonos-fax y computadoras personales, entre otros equipos y materiales totalmente inofensivos.

Ni una sola arma. Ni una granada. Ningún plan de ataque o secuestro. A diferencia de los combatientes contra la tiranía de Batista (1952-1958), que hicieron de la violencia su modo de lucha, los opositores a Fidel Castro y su régimen son pacíficos y en sus filas se encuentran seguidores de la lucha no violenta preconizada por Mahatma Gandhi, como Oscar Elías Biscet, médico disidente vuelto a encarcelar después de haber cumplido tres años de privación de libertad a 800 kilómetros de su hogar. Seis personas que ayunaban por su excarcelación fueron detenidas al amanecer del 20 de marzo.

El supuesto detonante fue un diplomático estadounidense, James Cason, quien a falta de embajada y relaciones, es el representante de Estados Unidos en la Isla. En un discurso pronunciado el 6 de marzo, Fidel Castro amenazó con expulsarlo y "prescindir tranquilamente de la Oficina de Intereses de Estados Unidos, incubadora de contrarrevolucionarios y puesto de mando de las acciones subversivas más groseras contra nuestro país". La mesa estaba servida.

La gota de agua fue el Taller Nacional de Ética Periodística, organizado en la residencia de Cason por el periodista independiente Manuel David Orrio. La actividad, que se extendió desde las 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde del viernes 14 de marzo, y que a estas alturas —tras los acontecimientos desatados— es cuestionada en las filas opositoras, se efectuó, además, en el día de la prensa cubana oficialista. Esto, más el "currículum" adverso de Cason ante las autoridades cubanas, motivaron dos días de mesas redondas dedicadas a las "groseras provocaciones" del diplomático. Estaba en el aire el segundo de estos programas cuando la razia comenzó.

Fuentes de la diplomacia y la prensa extranjera acreditadas en La Habana se preguntan si éste era el momento para semejante oleada represiva. No sólo por el inicio de la guerra de Estados Unidos contra Irak, sino porque en la capital cubana acaba de ser inaugurada una oficina de la Unión Europea (los europeos se han caracterizado por el seguimiento de la situación de los derechos humanos en la Isla); el Gobierno cubano aspira a ser aceptado en los Acuerdos de Cotonou, muy favorecedores para los países de África, Pacífico y Caribe. Ya se iniciaron los debates en Ginebra de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (Cuba ha sido reiteradamente sancionada por su pésimo historial en la materia), y para abril próximo está convocada una conferencia sobre el polémico tema de la nación y la migración, con la participación de representantes de la diáspora isleña.

Por si no bastara, los operativos políticos son lanzados a continuación de una cadena de redadas que fueron mucho más allá de su objetivo primordial: el tráfico y consumo de drogas en todo el país. Con el pretexto de darle una batida a la corrupción y los delitos colaterales, se ha tratado de acabar de cuajo con las iniciativas económicas particulares, ilegales casi todas (en Cuba cada vez es más difícil conseguir permiso para laborar por cuenta propia). Resultado: descontento mayúsculo desde Oriente a Occidente.

Con la nueva modalidad represiva, anunciada por los medios, y su demostración de fuerza, nunca puesta en duda, el Gobierno de Cuba deja a un lado la hipocresía y se muestra tal cual es.

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