Connotados líderes de la oposición interna y familiares de disidentes encarcelados asistieron el lunes a la recepción ofrecida por la embajada francesa en La Habana por el aniversario 214 de la toma de la Bastilla. A la celebración, una fecha esperada del calendario de encuentros entre el cuerpo diplomático acreditado en la Isla y representantes del gobierno, no acudió esta vez ningún funcionario cubano.
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Elizardo Sánchez Santacruz. Entrada de la embajada francesa. |
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A pesar de las duras advertencias de aplicar a los disidentes "todo el peso de la ley", lanzadas por el propio Fidel Castro, figuras como Elizardo Sánchez Santacruz, Gustavo Arcos Bergnes, Félix Bonne Carcassés, Vladimiro Roca Antúnez y René Gómez Manzano, respondieron a la invitación que les cursara el embajador francés, Jean Levy.
"Si el gobierno quiere detenerme, estoy a su disposición. Yo no voy a cohibirme, tengo una invitación y el derecho a decidir si voy o no", dijo Vladimiro Roca.
Por su parte, Sánchez Santacruz afirmó que "el gobierno cubano invita a quien desea a sus embajadas en cualquier lugar del mundo, por lo que debe respetar ese derecho".
Jean Levy y el personal de su embajada son los primeros en celebrar su fiesta nacional en La Habana, desde que el 5 de junio los Quince tomaran la decisión de limitar sus contactos de alto nivel con el gobierno cubano e invitar a miembros de la disidencia a sus celebraciones en Cuba, entre otras medidas diplomáticas de protesta por la reciente campaña represiva del régimen contra la oposición pacífica de la Isla.
También serán los diplomáticos franceses los primeros en enfrentarse a la posible respuesta del gobierno cubano, que advirtió no toleraría la promoción de la disidencia interna.
El diario español El País informó recientemente sobre advertencias lanzadas por el canciller Felipe Pérez Roque.
En reuniones con empresarios europeos y con representantes de ONG extranjeras en Cuba, Roque habría dicho que los diplomáticos que inviten a sus recepciones a los "mercenarios", no serán convocados a actos oficiales y verán limitadas sus gestiones en la Isla: deberán realizar cualquier trámite por correo y no tendrán acceso a altos funcionarios y ministerios cubanos más que para diligencias muy concretas y técnicas. Además, ningún funcionario cubano pisará una misión diplomática europea. |