www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
   
 
La policía desmantela la protesta disidente en la Plaza de la Revolución
No hubo arrestos ni agresiones físicas, pero la Seguridad del Estado amenazó con procesar a las mujeres si reinician la protesta. A los hombres les levantó 'actas de advertencia'.
 

La policía política aprovechó la ausencia de la prensa extranjera para desmantelar esta madrugada la protesta que realizaban desde el martes, en la Plaza de la Revolución, un grupo de familiares de presos políticos y activistas de la oposición, informó a Encuentro en la Red una de las participantes, Lídice Moya, hermana del disidente encarcelado Ángel Moya.

La mujer calificó de "monstruoso" el operativo, por la cantidad de agentes enviados, unos 40, para desalojar a seis mujeres y cuatro hombres.

La opositora Martha Beatriz Roque, una de las líderes de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil (APSC), dijo a este diario que la policía despachó 10 carros al lugar, uno por cada participante.

No hubo arrestos ni agresiones físicas, pero Moya dijo que la Seguridad del Estado amenazó con procesar a las mujeres si reiniciaban la protesta en la Plaza. A los hombres les levantó "actas de advertencia por desobediencia civil".

"Yo les dije: 'No me amenacen más. Si me quieren procesar, háganlo'", relató Moya.

"Ellos nos respondieron que no nos iban a detener porque nosotros no habíamos cometido ningún delito. Si no hubo delito, entonces por qué nos amenazan con procesarnos si volvemos al parque".

Lídice Moya y Berta Soler, esposa de Ángel Moya, iniciaron el martes la que tal vez sea la acción más arriesgada realizada por familiares de opositores encarcelados durante la oleada represiva de la primavera de 2003: acamparon en un parque próximo a la Plaza de la Revolución —uno de los principales símbolos del régimen cubano—, después de entregar en la sede del Consejo de Estado una carta dirigida a Fidel Castro.

En la misiva, las mujeres piden el traslado del preso político a un hospital de La Habana en el que se le pueda practicar la intervención quirúrgica que necesita. Ángel Moya cumple una condena de 20 años en la cárcel Las Mangas, de la provincia Granma, y padece una hernia discal que ya no le permite caminar.

Esta semana la AP informó que Berta Soler había pedido ya en varias ocasiones el traslado de su esposo a un hospital civil de La Habana.

El 10 de agosto las autoridades le avisaron de que Moya podría seguir un tratamiento médico en la capital. Pero más de 55 días después el disidente seguía en la prisión de Granma.

Durante las cerca de 40 horas que estuvieron en la Plaza de la Revolución, Soler y Lídice Moya recibieron la visita de algunas de las integrantes del grupo conocido como las Damas de Blanco, de familiares de presos políticos y de miembros de la disidencia interna, que se turnaban para acompañarlas.

Entre otros, esta madrugada estaban en el improvisado campamento Gisela Delgado Sablón, esposa del Héctor Palacios Ruiz, condenado a 25 años de prisión; Alejandrina García de la Riva, esposa de Diosdado González Marrero, condenado a 20 años; Carlos Jesús Menéndez, miembro de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional; y Hugo León Azcuy, presidente del Movimiento Liberal Cubano, según reportes de la organización Acción Democrática Cubana.

Martha Beatriz Roque dijo que la prensa extranjera estuvo en el lugar hasta las 21:00 (hora de Cuba) del miércoles. El operativo policial para desmantelar la protesta comenzó a las 3:00 de la madrugada de este jueves.

"Se aprovecharon de que la prensa se fue", afirmó Lídice Moya a Encuentro en la Red.

Roque, dijo que a las 15:00 del miércoles un funcionario del Comité Central, que se identificó como René Montes de Oca, mandó a buscar a Berta Soler y le dijo que "la prensa extranjera era un obstáculo para la solución del problema. La prensa y los disidentes que estaban allí".

"Ella explicó que los disidentes no estaban haciendo otra cosa que acompañarla", agregó Roque.

"Allí no había ningún tipo de manifestación oral ni de carteles, estaban allí sencillamente acompañándolas", dijo.

Los policías "dijeron que ellos no aceptaban presiones y que lo que estábamos haciendo allí era presión", contra el gobierno, declaró por su parte Gisela Delgado a la AFP.

Moya reside en la provincia de Matanzas. Según relató a este diario, los agentes de la policía política prometieron darle una respuesta sobre el caso de su hermano en un tiempo de entre 24 y 72 horas.

"Ellos me dijeron que no me iban a conducir a mi casa. Que esperara, que yo iba a ver a mi hermano. Entonces pienso que ellos den una solución. Dicen que este problema de Moya ha tomado otra dimensión".

La hermana del disidente encarcelado no quiso revelar qué piensan hacer ella y Berta Soler después de que transcurra el "tiempo prudencial".

"Ahora, no nos vamos a quedar de brazos cruzados", aclaró.

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