El preso político cubano Ángel Moya fue llevado este jueves al Hospital Militar Carlos J. Finlay, de La Habana. Según la agencia Reuters, el traslado se produjo en el mismo momento en que la policía política desmantelara la protesta que realizaban familiares del disidente y miembros de la oposición en un parque próximo a la Plaza de la Revolución.
Moya, de 39 años de edad y condenado a 20 años de cárcel, estaba recluido en la prisión Las Mangas, en la provincia Granma. Padece una hernia discal.
Su esposa, Berta Soler Fernández, "pudo verlo durante una hora, y lo encontró en muy malas condiciones de salud, no puede estar de pie ni sentado", dijo telefónicamente a la AFP Gisela Sánchez, esposa del también preso político Antonio Díaz, cuya casa visitó Soler a la salida del hospital.
Añadió que a su llegada al hospital, Moya fue sometido a diversos análisis, cuyos resultados son estudiados por los médicos.
Sánchez indicó que Soler solicitó, no obstante, el traslado del preso a un hospital ortopédico.
Soler y la hermana del preso político, Lídice Moya, iniciaron el pasado martes una acción sin precedentes entre las múltiples protestas que realizan los familiares de disidentes encarcelados para llamar la atención sobre la situación de estos.
Las mujeres acamparon cerca de la Plaza de la Revolución tras entregar en la sede del Consejo de Estado una carta dirigida a Fidel Castro solicitando el traslado del preso a un hospital en el que se le brindara la atención médica que necesita.
Soler y Moya permanecieron en el lugar más de 40 horas. Durante ese tiempo recibieron la visita de familiares de disidentes presos, de algunas de las integrantes del grupo conocido como las Damas de Blanco y de miembros de la disidencia interna que se turnaban para acompañarlas.
En la madrugada del jueves, aprovechando la ausencia de la prensa extranjera, la Seguridad del Estado lanzó el operativo para disolver la protesta por la fuerza. En ese momento estaban en el parque seis mujeres y cuatro hombres. La policía política utilizó más de 40 efectivos y 10 carros para desalojar el sitio, según informó Martha Beatriz Roque, una de las líderes de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil.
No hubo arrestos ni agresiones físicas, pero Lídice Moya aseguró que la policía amenazó con procesar a las mujeres si volvían al parque y levantó a los hombres "actas de advertencia por desobediencia civil".
Moya es un ex dirigente del grupo disidente Todos Unidos. Fue encarcelado en abril del 2003 junto a otros 74 opositores, condenados a penas de entre seis y 28 años de cárcel.
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