Las Damas de Blanco iniciarán este viernes una serie de actividades para conmemorar "la fatídica fecha" en que el gobierno cubano encarceló a sus esposos, hijos y hermanos, informó a Encuentro en la Red Laura Pollán, esposa de Héctor Maseda, quien cumple una condena de 20 años de cárcel.

"Nosotras las esposas y familiares de los presos de la primavera negra de 2003 nos vamos a reunir para conmemorar esta fatídica fecha que ha marcado una página negra en la historia de nuestro país", dijo la mujer.

Maseda, presidente del Partido Liberal y periodista independiente, es uno de los 75 opositores condenados hace dos años a duras penas de cárcel. Pollán es una de las mujeres que cada domingo acuden vestidas de blanco a rezar por la suerte de sus allegados en la iglesia habanera de Santa Rita, y realizan caminatas silenciosas por la Quinta Avenida.

La mayoría de ellas tenía escasas inquietudes políticas hasta que el 18 de marzo de 2003 comenzó la ola represiva que sacudió sus vidas.

Este viernes, las Damas de Blanco harán una tertulia en la casa de Pollán. El sábado estarán en la residencia de Gisela Delgado, esposa de Héctor Palacios, condenado a 25 años. Las actividades terminarán el domingo, en Santa Rita.

"Nosotras estamos luchando por una amnistía porque ellos son inocentes. Ellos deben estar en sus casas, no en cárceles", dijo Pollán y resaltó la solidaridad internacional que, a su juicio, ha permitido que los presos sigan "siendo noticia" dos años después de su encarcelamiento.

Muchas visitas que llegan a la Isla tienen "en sus agendas la problemática de los presos de conciencia de la primavera negra de Cuba", afirmó.

Pollán se refirió también al proceso de normalización de las relaciones entre la Unión Europea (UE) y La Habana.

Si quieren mejorar la relación con los Veinticinco, "saben que la UE el primer punto que les pide es la excarcelación de esos presos", dijo. "Pero este gobierno es impredecible", añadió.

En declaraciones a la BBC, Pollán consideró "muy positivo" el efecto que podría tener el actual proceso de normalización de los vínculos entre la UE y el gobierno cubano.

Los Veinticinco suspendieron temporalmente en enero las sanciones diplomáticas adoptadas en junio de 2003 para protestar por el encarcelamiento de los 75 disidentes.

Como resultado, se reanudan los contactos de alto nivel con el régimen de Fidel Castro, aunque los miembros de la Unión han aclarado que también mantendrán los vínculos con la disidencia. Además, los países de la UE dejan de invitar a opositores y familiares de presos políticos a las celebraciones de fiestas nacionales en sus embajadas en La Habana. Tampoco invitarán a los funcionarios del gobierno.

"Es cierto que en los cócteles y en las fiestas nacionales conocíamos a muchas personas, pero allí nuestros problemas no los podíamos hablar porque pienso que estos problemas se resuelven a puerta cerrada, no allí en una fiesta", dijo Pollán, según la BBC.

"Nos agrada mucho la actitud de Europa y la vemos muy positiva porque hasta ahora todas las personas a las que Felipe Pérez Roque (canciller cubano) ha visitado han puesto sobre el tapete como primer punto los derechos humanos y, en especial, la excarcelación de los presos", agregó.

Desde que iniciaron sus actividades en 2003, las Damas de Blanco han realizado vigilias y ayunos, y han escrito cartas al Consejo de Estado, al Ministerio del Interior, a la Asamblea Nacional del Poder Popular y a personalidades y organizaciones internacionales para denunciar la situación de sus allegados.

La acción más sonada de las Damas de Blanco ha sido la que protagonizaron en octubre de 2004 Berta Soler y Lídice Moya, la esposa y la hermana, respectivamente, del preso político Ángel Moya, condenado a 20 años.

Las mujeres acamparon en las cercanías la Plaza de la Revolución y entregaron una carta al Consejo de Estado con la petición de que el preso, con una hernia discal, fuese trasladado a un hospital y operado.

Con el apoyo de otras Damas de Blanco y miembros de la disidencia, Soler y Lídice Moya persistieron en su acampada hasta que, 40 horas después, la policía desmanteló la protesta.

Ángel Moya fue trasladado al hospital y operado.