Hoy es día de duelo para todos los cubanos. Sin Celia Cruz nuestra música queda huérfana. Se fue su más carismática figura: diva portadora de dulce simpatía, embajadora de Cuba sin barbas ni pistolas.
La vi en Hamburgo hace dos años: rumbera, voz del caribe, fuente inagotable de energía con sus altísimos tacones afilados y su risa de azúcar, resplandeciente.
Le declaro mi agradecimiento infinito.
Julián D. Jiménez,
Colonia. |