Cartas
www.cubaencuentro.com Martes, 16 de noviembre de 2004 www.cubaencuentro.com

No intento refutar todos los argumentos, sin fundamento alguno, que el autor de La noche que se jodió Estados Unidos desarrolla en su crítica a los 59 millones de electores que votaron por Bush, basando su artículo en estereotipos vulgares sobre la vida y sociedad de la región sureña de Estados Unidos, donde vivo y trabajo desde hace 25 años con plena satisfacción.

Le indicaría al articulista que eche por la borda su propia soberbia, claramente expresada en los absurdos criterios que hace sobre las consecuencias de la votación en los 29 'estados rojos' que respaldaron a Bush con sus votos.

Georgia, donde vivo, es uno de esos estados, y está tan lejos de la imaginación trasnochada del autor que le sería prudente darse un viaje por esta región y verla transformada, modernizada, con una cultura cívica tolerante y pluralista.

Si de fundamentalismos y de 'fascismo'

se trata, insto al autor a que indague más sobre la izquierda cavernícola y nihilista, con la que todavía simpatiza y donde se incubó su mentalidad atávica, y no se preocupe tanto por la amenaza conservadora que nunca se materializa.

En resumen, que no le tema al criterio de la mayoría de los votantes en las elecciones norteamericanas de 2004, que con claros razonamientos, en forma responsable y con una vocación cívica que es digna de admiración, votaron por Bush a lo largo y ancho del país.

Que acabe por entender que lo hicieron racional y concienzudamente, ejerciendo su pleno derecho y en consonancia con los principios democráticos que definen la cultura política no solo del sur del país, sino de toda la nación.

Juan M. del Águila,
Atlanta, Georgia

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Algunas cosas han quedado convenientemente obviadas en el artículo La noche que se jodió Estados Unidos: la casi total limpieza del proceso electoral, la masiva participación de la ciudadanía, el hecho de que cada cual depositó su voto con la convicción de que estaba haciéndose sentir en el resultado final. Sea eso ingenuidad o propalación automática del posible mito que es el ejercicio democrático, lo importante es que cada uno fue con la certeza de que tenían el instrumento más poderoso que conoce la civilización: el sufragio.

Y sean cuales sean los lados flacos de Bush, la mayoría del electorado le prefirió a Kerry, un contendiente fuerte y honesto, pero sin un plan que simplemente convenciera al país. Y aunque las preferencias del norteamericano común no sean las del europeo o del miamense común, no debe por ello calificársele de ignorante y atrasado, de provinciano y fanático.

Aquí me atrevo a ser tan categórico como el autor del artículo, al decir que el típico estadounidense tiene una franqueza y una generosidad ilimitada, como nadie en este mundo. Prevalecen las diferencias entre el norte y el sur, las líneas ideológicas por no ser ya geográficas, que se evidenciaron más al mirar ese mapa bicolor en una noche donde los cómputos terminaron tiñendo las pantallas del espectáculo que es una votación americana.

Y puede que esas diferencias nunca se borren, pero casi todas las naciones de este mundo se alimentan y evolucionan a partir de sus propias pulsaciones y desencuentros. Los Estados Unidos siguen siendo el mejor ejemplo de cómo recuperarse de sus caídas, de sus frecuentes inconsecuencias.

El lúgubre cuadro que se nos pinta en La noche que se jodió Estados Unidos, que incluso avizora fascismos y radicalismos en uno y otro extremos, viene esencialmente de esa desesperación del día siguiente, al comprobar cómo tanto vaticinio jubiloso se esfumó en cuestión de horas. Si bien es cierto que la libertad individual puede ser amenazada por leyes que pretenden provocar fisuras en su noción, en aras de la seguridad nacional, el propio ciudadano se encargará de eliminarlas y dejarlas a la vera del camino si fuera necesario.

Los derechos de la mujer y las minorías raciales se siguen fortaleciendo, a diferencia de otras naciones civilizadas. Es de esperar un atemperamiento por parte del gobierno de Bush, que buscará mejorar los nexos con sus contrincantes demócratas y con sus aliados internacionales. Y por más que le pese a Michael Moore y compañía, estamos más tranquilos sin Sadam, sin los talibanes, sin la arrogancia de ciertos dictadores que tendrán que suavizar su tono y poner un límite a sus pretensiones.

La mayoría de los norteamericanos ha comenzado a expresar su satisfacción con los resultados de este año. Prefieren darle un voto de confianza a su presidente, y tienen la convicción de que un consenso es posible. Ese optimismo de hoy, que es el de siempre, ha hecho de Estados Unidos el país más exitoso de todos los tiempos. Nada borra la tozudez y la persistencia de quienes creen que todo es posible, que todo es superable.

Ni siquiera aquellos que votaron por Kerry, a nuestro entender, se van a sentir aplastados por el peso de estos resultados.

Manuel Sosa,
Atlanta

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No sin sorpresa, leí hoy la noticia de que un grupo de disidentes cubanos participó en una elección simbólica en la Oficina de Intereses de EE UU en Cuba. No quiero poner en tela de juicio las motivaciones reales de tal simbolismo por parte de la disidencia interna, a quien respeto por el coraje de su acción diaria, pero francamente esa acción fue al menos "políticamente incorrecta".

¿Qué símbolo podemos entender, cuando la disidencia interna se va a la Oficina de Intereses a votar por el presidente de otro país? ¿Apoyo y respeto al derecho de una democracia?

Sí, es cierto, pero los ciudadanos votan para elegir a quien los guía, y los opositores —ciudadanos cubanos— deciden hacer una votación simbólica y votan por Bush o Kerry. No lo entiendo. Si el objetivo era una elección simbólica para exaltar el derecho a una democracia, ¿por qué no votaron por otros dos candidatos cubanos, elegidos simbólicamente, o en contra o a favor de la democracia?

Desde el punto de vista personal, los resultados de la elección simbólica fueron desalentadores. Con esto, el grupo de opositores votó con amplia mayoría no sólo a favor de la política de Bush hacia Cuba (razones que pueden ser entendidas a la luz de sus motivos políticos y su lucha), pero también a favor de lo que la política de Bush representa: una política agresiva contra el mundo, de irrespeto por las organizaciones internacionales y por las necesidades perentorias de medidas ecológicas como las del tratado de Kyoto, entre otras, Martha Beatriz Roque y Vladimiro Roca no perdieron mi respeto, pero si mi voto.

Marite,
Nueva York

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Les escribe una cubana que vive en Santo Domingo. Y lo hago a propósito de la noticia que ustedes publicaron sobre los disidentes cubanos votando en la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba por el presidente norteamericano.

Da pena que personas que se autoproclaman independientes, estén jugando al voto por el presidente de otra nación. Con ese acto lo que hacen es demostrar una vez más que son acertadas las acusaciones que les realiza el gobierno de Fidel Castro de estar al servicio de la administración norteamericana.

Es muy triste pensar que el futuro de nuestro país, cuando Castro desaparezca, pudiera estar en manos de personas como esas.

La nación cubana necesita figuras que lideren el cambio necesario, pero que no se bajen los pantalones como hacen estos llamados disidentes independientes ante el gobierno de Estados Unidos.

Considero que es por eso que la mayoría del pueblo cubano, deseoso y necesitado de un cambio, nunca los ha apoyado.

Ojalá le lleguen mis palabras a estos cubanos independientes.

Gaby González

Referencias
Disidentes eligen a Bush en votación simbólica
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He leído La noche que se jodió Estados Unidos. Vulgar, en un ataque de furia antinorteamericana, Alejandro Armengol no ha podido encontrar una forma mejor de evidenciar su frustración porque las cosas no salieron como esperaba. Por suerte, los Estados Unidos no es lo que el autor de este artículo quiere, tampoco lo que él dice y mucho menos lo que predice.

Con un margen de descontento que abarca desde las preferencias políticas de la mayoría del pueblo norteamericano hasta la forma en que se emiten los partes meteorológicos de la Florida en temporada ciclónica, análisis erróneos serán lo que le sobre a este autor, para quien parece no cuadrarle nada, o casi nada, del país que escogió para ¿refugiarse?

Pocas veces he visto a una persona empeñada en hablar tanto de algo que no entiende, o sea, los Estados Unidos de América. Resulta que aquel a quien el autor acusó en artículos anteriores de ser "un ilegítimo" (cosa impensable para cualquiera que conozca la fuerza y el desarrollo de la sociedad civil norteamericana), es ahora nada menos que el presidente con más voto popular ganado en toda la historia de la nación. Cómo pudo pasar algo así.

Para la neoizquierda cubana, nucleada alrededor de Encuentro en la Red, la culpa debe ser de esa mayoritaria masa de  votantes "con su carga de ignorancia y atraso", de "una mentalidad provinciana, aislacionista por principio, apegada al fanatismo religioso y hostil hacia la inteligencia" o, en última instancia, del totí; pero jamás será consecuencia lógica de la emisión libre y soberana de una opinión favorable en mayoría hacia la gestión administrativa de quien ha dirigido el país durante los últimos cuatro años.

Así ha sido durante más de dos siglos y es la experiencia de este pueblo la que prevalecerá, no por gusto les ha ido mejor que a la mayoría de las naciones del planeta, algunas mucho más ricas en historia —como Francia, por poner un ejemplo que tanto les gusta a ustedes—, aunque no en experiencia democrática.

Esta realidad escapa a la prejuiciada visión antinorteamericana, piedra angular de la ideología de izquierda, a la que los neoizquierdosos cubanos no parecen estar dispuestos a renunciar. ¿Serán tan hostiles a la inteligencia? Pero como al que no quiere caldo le dan tres, o mejor dicho cuatro tazas, ahí les va: ¡four more years!

José F.
Michigan

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Leí un comentario sobre un lector que opina que los que ven en Uruguay otra comunista Venezuela se equivocan, también estábamos equivocados cuando pronosticamos la cubanizacion de Venezuela. Pobre Uruguay, abre los ojos no te vaya a pasar lo de Venezuela y cuando te quieras sacar el comunismo de encima será muy tarde.

Magaly,
Nueva Jersey

Referencias
La venezuelización de Uruguay
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Mucho se habla en estos días de la medida de retirar de circulación el dólar en Cuba. Una buena parte de los que opinan dicen que es debido al tropezón de Fidel; como si fuese una reacción infantil del dictador: "Voy a demostrar que aún soy el que manda". Pero yo no lo veo así.

Creo que esta ley estaba planeada de antemano. Es típico del régimen de Cuba el tomar medidas represivas siempre que afecten a la comunidad cubana en el exilio, sobre todo a la que vive en Estados Unidos, siempre que se acercan elecciones y el candidato con más posibilidades no es de su agrado. Fidel toma una medida que afecta a la comunidad cubana de EE UU para que esta proteste contra el presidente en forma de votos a favor de su contrincante. Puede parecer una tontería o una locura, pero en estas llevamos más de 40 años.

El zarpazo del tigre herido está por llegar; y si no, tiempo al tiempo.

R.C.R.

Referencias
Una nueva raya en el tigre
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Lo único que no me gustó del artículo ¿Corderos hacia el matadero? es que su título no debió haber sido una pregunta, pero sí una contundente afirmación. De veras éramos corderos e íbamos al matadero. Y no sólo los cubanos, sino también norteamericanos, soviéticos y siga usted la lista.

Da horror leer la magnitud del arsenal nuclear desplegado por la fallecida URSS en territorio cubano y la enorme falta de responsabilidad de quien harto ha demostrado que la vida de nadie tiene valor, salvo para permitirle permanecer como monarca insular absoluto desde 1959. Han pasado ya 42 años de aquella amenaza tangible del comunismo al holocausto nuclear y son ya pocos los que se acuerdan de ella. Valdría la pena que recordáramos, y de paso hacerle recordar a los amnésicos crónicos, que Castro ha sido, es y será una amenaza a la vida de cualesquiera que sean los que se interpongan a su afán de poder omnímodo. Y ahora, viejo y chocheando, es más peligroso aún.

Mis felicitaciones al autor por ese excelente ejercicio de valor histórico tan actual y necesario.

Hildemaro Montejo,
Weston, Florida

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El autor del artículo La venezuelización de Uruguay advierte al pueblo uruguayo de que cometerá un "error fatal" si elige presidente a Tabaré Vázquez.

Apoya su dicho en una burda revisión del pasado, del que seguramente evoca nostálgico la etapa de la dictadura militar, por empatía con ella, y vomita diatribas antiprogresistas fingiendo afanes democráticos.

Visto que escribe desde Madrid, es comprensible que este viudo de Aznar esté furibundo respecto al rumbo que está tomando la política sudamericana, que se aleja lenta pero inexorablemente del modelo económico neoliberal que ha hundido en la miseria a miles de millones de personas.

Que se guarde sus consejos, absolutamente estériles para el caso uruguayo. Porque el domingo próximo Tabaré será presidente aunque le pese al autor o a cualquiera que sueñe con torcer la voluntad o el destino del pueblo oriental, que habrá de decidirlo por sí y para sí.

Wilford

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Es increíble el cinismo del gobierno cubano y sus representantes, cuando tratan de eliminar el dólar de la circulación nacional. Resulta que según ellos, le dieron un "golpe contundente" a los EE UU.

En primer lugar, el dólar lo seguirán "recogiendo", pues como bien ellos mismos dicen, el país está mantenido en gran parte desde el exilio de los EE UU, a través de remesas familiares. ¿O acaso son tan ingenuos de afirmar lo contrario? De ser así, pues sencillamente cancelen la posibilidad de las remesas, para ver qué tiempo se mantiene la mal llamada revolución. ¿Qué se hará con ese dólar recogido tan diferente a lo que se hacía antes? Sencillamente nada.

También se habla de la confianza del pueblo hacia la medida. ¿Qué alternativa existe? Si no se hace como ellos disponen, pues habrá que pagar un 10% de impuesto más adelante.

Ahora dicen que la Western Union es la culpable del problema, pues EE UU no admite que esa empresa distribuya otra moneda que no sea el dólar. Realmente EE UU debería eliminar esa posibilidad de pago.

Cubanos en el exilio, ahora la "multa" por mandar dinero a sus familiares en Cuba es del 10%, mañana quizás del 20%. ¿Hasta cuándo le regalarán su dinero a los Castro?

Es preferible un final con espanto, que un espanto sin final.

Gema,
Alemania

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