www.cubaencuentro.com Martes, 07 de octubre de 2003

 
  Parte 2/2
 
La visa de la discordia
¿Quién yerra más? Las apuestas por conseguir más errores logran contagiar a los Grammy Latinos.
por MICHEL SUáREZ, Madrid
 

Además, los motivos de tales negativas tendrían que ampararse en justificaciones más sólidas, no proclives a su utilización propagandística por parte de La Habana. Fueron risibles las argumentaciones de la organización Judicial Watch —tan atinada en otras circunstancias— de que los músicos cubanos eran un "peligro" para la seguridad nacional de Estados Unidos. Que se sepa, desde María Teresa Vera y Chano Pozo hasta Los Muñequitos de Matanzas, Celia Cruz y Buena Vista Social Club, la música cubana ha sido sólo una bendición para Estados Unidos. Las bombas terroristas ni siquiera han estado en las palabras, pues salvo excepciones como las del diputado Silvio Rodríguez, Amaury Pérez o algún otro incondicional, casi ningún músico cubano se detiene en declaraciones políticas. Tampoco puede reprochársele el no haber tomado partido o no marcharse de la Isla: tienen derecho a vivir donde quieran y a callar.

El Departamento de Estado pudiera aducir razones para negar la visa a los músicos que habían participado en la componenda utilizada por el régimen para justificar la represión contra opositores y periodistas. A los firmantes de aquel "Mensaje a los amigos que están lejos" —verbigracia el nominado Chucho Valdés—, más allá de presiones sufridas o cualquier otra consideración, quizás deban tenérseles en cuenta sus apoyos al régimen. Una clara delimitación de responsabilidades en la tragedia del pueblo cubano, hubiese sido ahora mismo un punto a favor del gobierno norteamericano. Porque de lo contrario, la mayoría de los 11 millones de ciudadanos de la Isla no clasifican —por su silencio— para entrar en EE UU.

Esta competencia ¿deportiva? entre los gobiernos de La Habana y Washington hacia la meta de la nada, lo único que ha logrado es retardar una evolución favorable en la difícil situación cubana. El diario Granma, por su parte, aprovechaba para ganar puntos en la sinvergüencería y planteaba cínicamente que lo sucedido era un "vergonzoso apartheid cultural". ¿A cuál apartheid se refería el órgano del Partido Comunista? ¿Acaso al que prohíbe hasta entrar fotos de Celia Cruz a la Isla? ¿Al que eliminó a Alejandro Sanz de toda la radio y la televisión cubanas por sus críticas a la represión? ¿O solamente al que le negó a La Reina la posibilidad de volver a tocar tierra cubana en casi 45 años?

Discursos como en los que se han embarcado ambos bandos son verdaderamente lamentables. ¿El resultado? Una nueva tribuna abierta, anoche, en el teatro Carlos Marx, con los nominados ausentes. Otra pataleta victimista, muy aprovechada por el dictador para intentar convencer al mundo de que los malos están enfrente.

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