La muestra Berlín-Moscú (1950-2000) constituye por muchas razones un proyecto curatorial sin precedentes en el contexto de las exposiciones de arte contemporáneo de finales del siglo XX y principios del XXI.
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Soldier in the Red Army (Eugene Schönebeck, 1964). |
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En este aparece resumido una especie de itinerario estético tanto de la extinta Unión Soviética como de Alemania, en sus últimos cincuenta años de historia. De forma paralela a la visión artística estructurada por el curador Jurgen Harten, a través de numerosas obras realizadas en los soportes y técnicas más disímiles, emerge un discurso más sutil del sustrato político-ideológico emanado por ambas sociedades tras finalizar la Segunda Guerra Mundial.
Por un lado, la URSS, como la gran potencia europea que logró imponer su régimen comunista a casi la mitad de Europa, amenaza seriamente a la otra mitad. Por otro, Alemania aparece derrotada y ocupada por tropas británicas, francesas, norteamericanas y soviéticas, y lo que aún resulta más traumático, es un país seccionado en dos regímenes contrapuestos socioeconómica, política y culturalmente, además de abiertamente enfrentados.
Así es que el Muro de Berlín se erige como el símbolo de la Alemania dividida, es la marca del nuevo estatus europeo, obligado a aceptar el paraguas de las bases norteamericanas ante la amenaza del comunismo soviético; pero constituye también, y de modo definitorio, la primera frontera de la guerra fría entre las democracias burguesas europeas y el naciente bloque comunista.
Este es el contexto histórico y sociocultural en el cual Harten pone a dialogar las artes visuales de Alemania y la Unión Soviética. Al recorrer la exposición se percibe cómo el arte asume, rechaza, cuestiona, transgrede y reflexiona acerca del espacio social, pero también sobre las condiciones del campo de producción artística, como sujeto y objeto de la conciencia crítica de ambas sociedades.
De este modo, la existencia en la otrora Alemania Occidental de una tendencia neoexpresionista, con las obras de Kiefer, Lüpertz, Penck, Richter, Immendorff o Baselitz, contrasta con la estética del realismo socialista de artistas de períodos similares (años sesenta y setenta) en la RDA, como es el caso de Wolfgang Mattheuer y Werner Tübke, pertenecientes a la Escuela de Leipzig. Entre los primeros, Kiefer, por ejemplo, hace referencia por medio de construcciones mitopoéticas de gran densidad histórica y conceptual, al desgarro y la frustración a que la historia política reciente condujo a Alemania. |