www.cubaencuentro.com Miércoles, 08 de septiembre de 2004

 
  Parte 1/2
 
El mestizaje como vocación
En su último disco, 'Fusión de almas', el norteamericano Joshua Edelman profundiza mucho más en la tradición musical cubana.
por ENRIQUE COLLAZO, Madrid
 

Durante la última década, Madrid se ha convertido por derecho propio en una plaza muy fuerte del jazz a nivel internacional. En ello ha tenido bastante que ver el hecho de que innumerables músicos cubanos de la diáspora hayan escogido esta ciudad para establecerse y trabajar.

Fusion de almas

Sitios tales como el Café Populart, el Café Central, Clamores, Calle 54 y otros, exhiben sistemáticamente una programación muy variada donde se combina jazz clásico, jazz latino, blues, swing y flamenco-jazz. Los integrantes de las bandas que amenizan dichos locales son dignos de conformar la que en su día, y liderada por Dizzie Gillespie, se dio en llamar The United Nations Orquestra, pues en ellas se mezclan músicos de todas las latitudes imaginables. Una de esas agrupaciones es la liderada por Joshua Edelman, pianista neoyorquino afincado en España desde 1980.

Edelman nació en Manhattan en 1954. Como pianista y compositor alterna orgánicamente su formación clásica y jazzística con el frenesí que siente por la música latina, de la cual se quedó colgado desde los años setenta. Edelman se distingue por ser un pianista creativo, más interesado en repartir roles que en asumirlos y es a partir de aquí que logra como director que su banda articule una polifonía muy equilibrada en la que a todos los músicos se les adjudica un importante papel.

La banda está conformada por Manuel Machado, trompeta y fiscorno. Este cubano reside en España desde 1992 y es graduado de la Escuela Nacional de Arte (La Habana). Desde hace años ha devenido músico de estudio muy reclamado por diversas agrupaciones y solistas de renombre. El panameño Camilo Edwards se encarga del bajo eléctrico; ha grabado y colaborado con Chocolate Armenteros, Omara Portuondo, Ketama y otros.

Otro panameño, Beto Hernández, ejecuta los timbales. Percusionista de salsa y jazz latino de amplísima experiencia, ha participado en actuaciones y grabaciones con Canayón, Celia Cruz, Sonora Latina, Camilo Azuquita y otros. En la sección rítmica lo acompaña el camagüeyano Moisés Porro, maestro de la batería, quien esta vez ejecuta el bongó.

Tal quinteto de consagrados músicos compone en esencia la banda del Maestro Edelman, la cual todos los meses deleita al público en salas de Madrid, tales como Café Populart y el Café Central, entre otras. Sin embargo, para la grabación de Fusión de almas, su último disco editado, la banda se enriqueció con la participación del cordobés Francisco Latino Blanco, saxo alto, saxo barítono y flauta; el trombonista panameño Fernando McCatty y el cubano Ramón González, ejecutando las congas.

Ya se sabe que el jazz es un género integrador por excelencia y, como otras músicas creativas, es una propuesta que implica un elevado margen de entrega y de riesgo; en este álbum se constata una vez más tal aforismo.

En Conexiones (2001), su anterior trabajo, se pone de manifiesto el hechizo de Edelman por la música cubana. Aquél magnífico disco combina algunos temas del jazz clásico, compuestos por Thelonious Monk y Billy Strayhorn, con otros concebidos por Ernesto Lecuona, Frank Domínguez, Paquito D'Rivera y Chucho Valdés.

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