www.cubaencuentro.com Miércoles, 08 de septiembre de 2004

 
  Parte 1/2
 
Anjá
Revistas de un solo número y películas malditas con presupuesto oficial: La Isla de la censura.
por ORIOL PUERTAS, La Habana
 

El pasado día 19 de junio, una brevísima nota en las culturales del diario Granma anunció la aparición de un nuevo periódico en la Isla. Su nombre, ¡Anjá!, imagino que sería recibido con beneplácito. Por lo menos desde la expresión elegida por título, prometía estar plenamente de acuerdo con todo, tal y como suele decirse, por ejemplo, de un disciplinado parlamentario cubano de las últimas décadas. Pero resulta que en menos de lo que tarda ese diputado en alzar su diestra para aprobar cualquier ley, el celebrado magazín ha sido sacado de circulación.

Camiones
Fotograma del filme 'Guantanamera'.

El motivo, si se piensa bien, no es difícil de imaginar. En las páginas de ¡Anjá!, previamente concebidas para dar "aliento" al asfixiado periodismo cultural cubano, apareció un artículo del novelista Leonardo Padura que aborda el tema tabú de la violencia en la impoluta sociedad cubana. Padura se queja de que los cubanos, "capaces de cantarle guarachas a la muerte", en ocasiones se arropen "en la más compacta de las solemnidades" a la hora de asumir determinados temas. Y esa solemnidad tiene que ver con la negativa a considerar la violencia como uno de los principales males que afectan la Isla, a pesar del férreo control policial sobre la población.

No lo cree Padura, tampoco yo, que Cuba se sitúe hoy entre las naciones más violentas del hemisferio. En parte se debe a que será difícil sobrepasar los récords de países heridos de muerte por ese flagelo, como Colombia, Guatemala, Estados Unidos o México. Pero el fenómeno de la violencia continúa su ascenso peligroso en cualquier rincón del archipiélago, sin que nadie se anime a tratarlo públicamente.

Padura lo intentó. Aun cuando él mismo sufrió en los años ochenta la expulsión por motivos ideológicos del órgano de prensa donde trabajaba y sabe que las cosas han cambiado muy poco en la Isla, se arriesgó a intentarlo. Quiso trasladar a los lectores sus criterios sobre el escabroso tópico y de paso contar algunos tristes episodios que ilustran su modo de pensar, como el cuerpo tendido de un hombre que había sido golpeado hasta morir y abandonado en plena calle. O cómo el esposo de una amiga, al dar botella a un desconocido, había sido agredido y el carro robado. Escenas a las que pueden sumarse infinidades de ejemplos, todavía más crueles.

Censores laboriosos

El resultado de su intento es previsible. A las autoridades les pareció demasiado negativa la visión que de la realidad cubana ofrecía el autor de Pasado perfecto y cancelaron la distribución del nuevo rotativo. Y es que en realidad los laboriosos censores al servicio del régimen han tenido mucho trabajo este año. A esta escaramuza con ¡Anjá! habría que adicionar otras muestras de mayor o menor refinamiento y alcances. Intentan bloquear sitios web y páginas consideradas enemigas o "subversivas" en Internet, como Encuentro en la Red y Cubanet. Interfieren las señales de radio y televisión emitidas desde Miami. Prohíben la circulación de libros, revistas y periódicos considerados nocivos. Confiscan bibliotecas. Secuestran la cultura y el pensamiento de una nación entera poniéndola al servicio de espurios intereses y manejos políticos. En fin.

Pero quizás pocos sectores de la cultura cubana sufran con mayor encarnizamiento el efecto de estos singulares reguladores del buen proceder como sucede con el cine. Marcado por las restricciones desde bien temprano, cuando en 1961 el documental PM originó un cisma definitivo con secuelas que todavía hoy se sufren como si se alojaran en los genes del accionar intelectual en la Isla, la cinematografía reúne para sí varios de los más sonados casos de arbitrariedades de toda la historia del régimen castrista.

1. Inicio
2. Tanto es así...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Cultura sin fronteras
LEONARDO CALVO CáRDENAS, La Habana
Una manera llamada 'filin'
TONY ÉVORA, Valencia
Bebo o la discreción
ALEJANDRO ARMENGOL, Miami
La voz de 'Guanabo Gay'
Fantasías al piano
ARSENIO RODRíGUEZ, Barcelona
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir