www.cubaencuentro.com Jueves, 27 de enero de 2005

 
  Parte 2/2
 
Ilusiones y precariedad
El dúo Luis o Miguel, una nueva voz crítica en el arte contemporáneo de la Isla, vuelca en su última exposición los recodos de la miseria en la sociedad cubana actual.
por SUSET SáNCHEZ, Madrid
 

Hubiese sido, sin lugar a dudas, mucho más fácil apelar al sensacionalismo del reportaje fotográfico para lograr una pieza crítica, sin embargo, la distancia que siempre queda entre el objeto representado y el creador implicaría una pérdida de legitimidad del discurso. Sobre todo, fotografiar las miserias del otro, y a fin de cuentas, las propias alternativas de subsistencia acogidas con beneplácito a falta de otras soluciones, desacreditaría en parte un compromiso fidedigno con la situación escogida. Incluso, llevar esos documentos al campo del arte, y no presentarlos ante las instancias cuya competencia abarca la posibilidad de transformar la descrita circunstancia de crisis, rebajaría en mucho los efectos transgresores y el gesto solidario de la obra.

Un canto de resistencia

Reporte de ilusiones incorpora de algún modo el signo de la encuesta como método sociológico para la compilación y procesamiento de información sobre un contexto, vía anteriormente explorada por Luis o Miguel en la obra Censo, en la cual, a través de comunicaciones telefónicas, se indagaba si las personas "estaban en la lucha".

Algo tan simple como la apropiación de la jerga popular del cubano, y su recodificación como rasero del curso de opinión sobre el sistema, mediante los propios instrumentos de medición cuantitativa y cualitativa usados por el Estado, detonaba el conjunto de paranoias que rodean la vida del ciudadano en Cuba, así como las nociones de una economía alternativa e ilegal, asociada al término que ocupa una de las principales áreas de acción de la población cubana en la actualidad.

Por otra parte, una expresión que traduce el vocabulario militarizado y belicista del gobierno, paradójicamente no era asociada por los censados al repertorio de imágenes empleadas al respecto por el discurso representativo del poder político. Como buena flecha que se clava en la diana, la elección del motivo de Censo reconstruía desde la crónica habitual parte de la historia reciente de una sociedad, al tiempo que ahondaba en las contradicciones que se generan entre el discurso popular y el oficial.

La muestra Reporte de ilusiones también penetra en las vidas privadas y la historia colectiva de los seres que pueblan la nación. Los deseos de la gente iban configurando pasajes de la memoria familiar, sucesos de las últimas décadas del siglo XX, las expectativas de hombres y mujeres que condensaron en una fotografía la utopía que significa el aliento para seguir adelante. Reescrituras, narraciones apócrifas, una feria de vanidades se unía a la sacralidad de muchos recuerdos. Al final, un acto de reinvención que comporta el gesto de buena voluntad de realizar sueños, los sueños de otro, de simular diferentes mundos posibles, y cuya intención definen los autores:

"Planteamos la posibilidad de cambiar la representación y su contexto. Podían optar por introducir miembros de la familia que por cualquier razón no se encuentran ahora entre ellos: misión, fallecidos, exiliados, parientes que se hallen disgustados y que quieran reconciliar. También cualquier miembro fotografiado puede sugerir transformaciones físicas del lugar donde fue tomada la foto: pintar con otro color las paredes, cambiar el piso, introducir o eliminar ciertos muebles o adornos, repellar paredes, variar iluminación; pudiendo incluso cambiar todo el fondo de la foto por un paisaje rural o urbano, cubano o internacional. Se les daba la posibilidad de introducir personas que, aunque no sean miembros de la familia, todos o parte de la misma, se identificaran con aquellos, sean estos actores, músicos, políticos o pensadores. Incluimos, por supuesto, cualquier otra modificación que surgió como iniciativa de los retratados, apareciendo la ilusión de fondo o de protagonista".

La estrategia lúdica a partir de la cual se establecía el nexo con los sujetos representados, potenciaba la ilusión como efecto y guía del juego. Quién no ha soñado con una Habana totalmente restaurada, con abandonar la vetusta habitación de un solar de la calle Monte u olvidar las fachadas llenas de hollín de la Calzada del Cerro; con el reencuentro con aquel "amiguito que el padre se llevó a montar un barquito y nunca regresó", con los cientos de jóvenes que jamás volvieron de las guerras en África, con las esperanzas que quedaron varadas en cualquier lugar de Cuito Cuanavale.

Jugar a preservar las ilusiones, o al menos a graficarlas mediante una fotografía manipulada, seducir con la edición de imágenes en las que se desfasa el tedio habitual y el peregrinaje de la tristeza, servía para dar testimonio de la existencia de personas que tal vez no merecen ser juzgadas por cómo viven, sino por cómo sueñan. Una vez más la ilusión pone trampas a la realidad, le hace un guiño irónico para demostrar las fuerzas inconmensurables de los seres humanos, de "los de abajo".

Reporte de ilusiones se convierte en un canto de resistencia que no deja que olvidemos cómo vivimos, pero tampoco deja que la imaginación claudique. Luis o Miguel saben perfectamente que el arte poco puede hacer por cambiar la realidad, ellos han dejado atrás la utopía vanguardista. Sin embargo, no renuncian a la capacidad de remover la conciencia de los espectadores.

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