www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de abril de 2005

 
  Parte 2/2
 
Amar en alguna parte
La más reciente novela de Eliseo Alberto, 'Esther en alguna parte', finalista del Premio Primavera, se presenta este miércoles en Madrid.
por MIGUEL COSSíO WOODWARD, México D.F.
 

Con singular maestría, Lichi Diego le echa también una mirada irónica al machismo tropical, al que se dedican, entre otras, dos páginas verdaderamente antológicas: "Hombre-hombre no baja al pozo. Hombre-hombre no come corazón ni toma sopa (si no tiene pólvora). Hombre-hombre no llora. Hombre-hombre no tiembla. Hombre-hombre no suda de manos. Hombre-hombre no se baña con esponja. Hombre-hombre no echa para atrás, hombre-hombre no se arrepiente de nada. Hombre-hombre no se muerde las uñas. Hombre-hombre no le tiene miedo a la cárcel. Hombre-hombre no compra flores ni las recibe. Hombre-hombre no se unta perfume. Hombre-hombre no es chiva. Hombre-hombre no traiciona. Hombre-hombre pega tarros y qué…".

De igual forma, en la novela se juzga duramente al machismo que apenas puede ocultar la necesidad de sentir intensamente la vida: "¡Idiotas! ¿Por qué detestan la suavidad de ese sentimiento glorioso que te ablanda el esqueleto, ese temblor agridulce que te eriza la piel y te hace padecer una taquicardia ligerita?".

Larry Pó quiere volver a encontrarse con las seis damas que todavía podrían estar disponibles, abrigando la esperanza vana de rehacer su vida con alguna de ellas. En cierto modo, aunque no es el único fin de la novela, la obra es una metáfora del tiempo perdido y el ansia del ser humano por volver a empezar en el mismo punto difuso del ayer que nunca más volverá. No falta, sin embargo, la referencia necesaria al tema político, en particular cuando Lino Catalá y Larry Pó cruzan sus biografías respectivas y se dan cuenta que ninguno de los dos ha tenido una participación directa en los hechos fundamentales del llamado proceso revolucionario.

Son, en ese sentido, "dos cubanos insignificantes, un extra de la televisión y un oscuro linotipista de imprenta, (que) habían transitado cuarenta y cuatro años por la orilla de la epopeya, postura que no respondía necesariamente a un juicio ideológico, en apariencia contestatario o de agria indiferencia, sino a causales mucho menos sacralizadas: la Historia nunca los tuvo en cuenta. Ellos tampoco a Ella, justo es decirlo".

El mundo verdadero de la Historia

En este punto es interesante señalar que la literatura de Lichi rescata y celebra la vida aparentemente común o intrascendente del ser humano frente a los grandes acontecimientos de su tiempo. Los personajes de esta novela no son los héroes de una épica revolucionaria, escasos y muchas veces ficticios, sino los seres contingentes, específicos y reales que en definitiva integran el mundo verdadero de la Historia, quienes existen y hacen lo que Unamuno llamó la intra-historia, la trama subyacente de los acontecimientos.

La novela es un extraordinario homenaje a la amistad, una virtud que, como la sombra vespertina, se ensancha en el ocaso de la vida. En aras de esa forma genuina del amor, Lino Catalá se propone reencontrar para Larry a la Esther de quien éste se enamoró en la adolescencia y que está en alguna parte, tal vez en el perdido pueblo de Arroyo Naranjo, a donde viajan un día y en el que Larry descubre que están muertos sus muertos.

También él ha muerto varias veces, en paz con su viejo corazón, y ahora deambula junto a Lino Catalá, buscando en las tumbas del ayer las semillas del renacimiento, porque el hombre es potencia, deseo, pasión por lo etéreo, esperanza de hallar a una Esther que le espera en alguna parte; a la vuelta, quizás, de una esquina cualquiera. Tal vez a estos viejos les quedan ocho meses, cuatro semanas, dos martes o unas horas de vida, quién sabe; pero allí están, en La Habana, caminando del brazo, de sombrero y con tenis, en la noble hermandad de los hombres sencillos. Y habrá que seguirlos hasta las últimas líneas, porque el futuro es sorpresa y el escritor es demiurgo que revuelve el destino.

La Esther de Lichi Diego llega para colocarse, sin duda, a la vanguardia de una producción literaria que trasciende los duros traumas de una revolución fracasada; la descripción superficial de una situación social marcada por la corrupción, el engaño y la prostitución vinculada al turismo, esa suerte de picaresca tropical que ha viciado algún sector de la novelística cubana contemporánea.

En esta novela, Lichi nos habla de las razones más hondas de la existencia, las únicas que perduran en la estirpe humana, que son el amor, la compasión, el encuentro entre quienes fundan y crean el hilván del tiempo, de todo el tiempo, ese legado dichoso que nos dejó Eliseo Diego.

"Éste no es un libro. Quien lo toca está tocando a un hombre", escribió Whitman. Ésta no es una novela. Es un cubano, un amigo.

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