www.cubaencuentro.com Lunes, 04 de agosto de 2003

 
   
 
Flor del pantano
Compositor de una de las grandes canciones cubanas, el trovador Graciano Gómez amenizó las noches del Café Vista Alegre, importante plaza de la bohemia habanera de los años veinte.
por JOAQUíN ORDOQUI GARCíA, Madrid
 

El siglo XX tuvo dos décadas que fueron especialmente significativas para el devenir de la música cubana: los años veinte y los "fabulosos cincuenta", como los ha bautizado Cristóbal Díaz Ayala. Son dos períodos esencialmente distintos, pero que tienen en común el surgimiento de una verdadera pléyade de grandes compositores e intérpretes. Ambos estuvieron signados, además, por el surgimiento y desarrollo en
G. Vargas
Graciano Gómez, autor también de la conocida pieza En falso.
nuestro país de los dos grandes medios de la centuria: la radio y la televisión, ambos a comienzo de las respectivas décadas, aunque la influencia de la primera fue mucho mayor que el de la segunda en el tema que nos ocupa.

Durante los "maravillosos veinte", surgen, se redefinen o se consolidan la mayoría de los géneros populares que recorrerán el siglo y trascenderán el siguiente: el son, el bolero y el danzón (con el auge de la charanga). También se fundan las dos orquestas sinfónicas que dejarían su huella en el siglo: las Sinfónica y Filarmónica, ambas de La Habana y precursoras de la actual Sinfónica Nacional. Caturla y Roldán abordan una nueva forma de nacionalismo que marcará definitivamente el devenir de nuestra vanguardia y el teatro bufo vive uno de sus mejores momentos.

Son tantos los nombres significativos de esos años, que muchos han quedado casi en el olvido, como Graciano Gómez, uno de los trovadores que amenizaba las noches del Café Vista Alegre, importante plaza de la bohemia habanera de la época. Si otros méritos no tuviera, quedaría al menos como el compositor de una de las grandes canciones cubanas, Yo sé de una mujer (también conocida como Flor de pantano), con versos de Gustavo Sánchez Galárraga, que ha gozado de múltiples versiones, una de las últimas a cargo del tresero Pancho Amat.

Nació Graciano en La Habana, el 28 de febrero de 1895, según Helio Orovio, de cuyo Diccionario provienen la mayoría de los datos biográficos que siguen. Comenzó sus estudios musicales a los 14 años, con un instrumento incompatible con su destino, la flauta, poco apta para el autoacompañamiento de trovadores y cantantes. Algo después se relacionó con la guitarra, a través del profesor mexicano Ramón Donadio.

Formó su primera agrupación en 1912, un cuarteto en el que participaban Floro Zorrilla, Miguel Zavala y Juan Cruz, aunque no hay datos acerca de su formato.

Durante los maravillosos veinte, era habitue del Café Vista Alegre, verdadera institución de la trova en el que participaban, entre otros, el Trío Matamoros, Sindo Garay y Barbarito Diez.

Aunque Orovio indica que en 1929 fundó el Conjunto Matancero, lo cierto es que Díaz Ayala registra dos grabaciones de la Víctor (Engancha carretero y El chino, ambas de I. Oviedo, grabadas en 1928 por el Sexteto Matancero); también Recuerdos de tradiciones, de la autoría del propio Graciano, grabada por el mismo sexteto en 1930.

Trátese de conjunto o sexteto, el Matancero amenizó las noches del Hotel Plaza desde 1930 hasta 1934, período durante el cual viajó brevemente a Nueva York (1933).

Más adelante, Graciano Gómez organizó una nueva agrupación, para Orovio un cuarteto, para Díaz Ayala, un quinteto, según ambos autores llamado Selecto. Ambos coinciden en que, además de Gómez, participaban Isaac Oviedo, Rolando Scott y Barbarito Diez (Ayala añade que lo precedió Zafir Palma). El quinto en disputa sería Juan Cisneros, también cantante. No aparecen registradas grabaciones de esta agrupación, que actuó en el cabaret Monmatre en la década de los cuarenta, aunque Ayala fecha su fundación a principio de los treinta.

Poco antes de su muerte, acaecida el 22 de mayo de 1980, Graciano Gómez realizó una gira por Cuba al frente de su última agrupación, el Quinteto Típico.

Como se puede comprobar, son más las lagunas y los misterios que los datos que he podido encontrar de este trovador que supo ponerle memorable música a esos versos de Galárraga que rezan:

"Cuando la hallé en el hondo precipicio
del repugnante lodazal humano,
la vi tan inconsciente de su oficio
que con mística unción besé su mano
y pensé que hay quien vive junto al vicio
como vive una flor junto a un pantano".

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