www.cubaencuentro.com Lunes, 12 de mayo de 2003

 
   
 
Camino abierto
Rafael Palmeiro, a punto de convertirse en el primer cubano de las Mayores que conecta 500 jonrones.
por JORGE EBRO, Miami
 

Cualquier día de estos, hoy o quién sabe si esta misma semana, Rafael Palmeiro se convertirá en el primer cubano de las Grandes Ligas en conectar 500 jonrones.

Rafael Palmeiro
Rafael Palmeiro, de los Rangers de Texas, contra los Indios de Cleveland.

La noche del pasado jueves, el inicialista de los Rangers pegó su cuadrangular 498 y se acercó un pasó más a la preciosa marca que sólo han logrado unos 18 peloteros en más de un siglo de béisbol.

"Rafael es increíble", expresó su compañero de equipo, el segunda base Michael Young. "Finalmente, está recibiendo todo el reconocimiento que merece. Es un potencial integrante del Salón de la Fama".

Luego de convertirse en el primer jugador de la historia en pegar 38 o más jonrones durante ocho temporadas consecutivas, muchos expertos consideran que Palmeiro es un bateador tan difícil de dominar como Barry Bonds.

Después de todo, desde 1988 hasta la fecha sólo Bonds ha impulsado más carreras que él. Junto con Sammy Sosa, Bonds lo supera también en cuadrangulares, aunque nadie ha pegado más hits que el habanero. Un experto como Tom Candiotti, que se enfrentó a Palmeiro durante sus días de lanzador, puede dar fe de ello.

Tras haber sido víctima del bate del cubano en innumerables oportunidades, Candiotti le preguntó cierta vez a su compañero de rotación en los Atléticos, Kenny Rogers, qué hacer para aminorar el poder del inicialista. La respuesta de Rogers fue simple y llana: "Dale la base por bolas".

Precisamente eso es lo que han hecho muchos lanzadores en la Liga Americana. Antes del comienzo de cualquier serie contra los Rangers, los cuerpos de pitcheo se reúnen para analizar cómo lanzarle a los bateadores de Texas, pero cuando surge el nombre de Palmeiro nadie sabe qué decir.

También por estos días, la prensa nacional ha traído a colación el tema de si el antillano merece o no colgar una placa en Cooperstown, cuando terminen sus días como jugador activo.

La discusión no puede ser más estéril. Palmeiro reúne todas las credenciales para abrirse camino hacia el Salón de la Fama. Más allá de sus números ofensivos —por cierto, también ha ganado tres Guantes de Oro—, se encuentra el hecho de su durabilidad, de su constancia.

En las últimas 12 temporadas, se ha perdido solamente 32 juegos. Desde que llegó a las Grandes Ligas, nunca ha jugado menos de 152 choques en una campaña completa.

Es cierto que la posibilidad del bateador designado lo ha ayudado en algo, pero ha acudido a ese recurso mucho menos de lo que pudiera pensarse. Otro punto a su favor es que Palmeiro es el único jugador que ha ganado los premios de Guante de Oro y Bateador Designado del Año en una misma campaña (1999).

Batear 500 jonrones no es un pase automático al Templo de los Inmortales, pero en el caso de Palmeiro viene a ser la consagración de una larga y exitosa carrera, que hará pensar con más claridad a quienes examinen la boleta de inducción, cuando llegue el día.

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