En este torneo no importa ser campeón, aunque de paso es bueno decir que Cuba, en el partido final, derrotó a Canadá 5 por 0, y se llevó el gato al agua. Lo importante era obtener el boleto a Atenas, por tanto el juego de la semifinal era el bueno, era la final para los nuestros. Frente a ellos, una novena con tradición en peloteros de Doble y Triple A, incluso algunos habían incursionado en Grandes Ligas. Los boricuas tenían la moral por las nubes, pues en el partido de muerte súbita habían vencido a Panamá, el equipo local y favorito en ese pleito, 5 carreras por 3. Mas no hubo misterios. Desde el primer inning, Cuba arrancó arriba con jonrón del tercera base Michel Enríquez.

Y luego, aunque el derecho Josué Matos se compuso y el partido iba cerrado 1 carrera por 0, en el quinto, sexto y séptimo inning llegaron los fuegos artificiales cubanos, que no pararon hasta hacer 10 carreras y ganar por K.O. en el séptimo capítulo. Se esperaba más de los boricuas. Pero el diestro Vichioandry Odelín no estaba para cuentos. Con su recta dura de 93 millas y su arsenal de bolas quebradas de primer nivel dominó a todos los puertorriqueños. La sorpresa mayúscula corrió a cargo de México, que desbancó al actual campeón olímpico, Estados Unidos, al vencerlo 2 carreras por 1.

Estados Unidos fue a este evento con una pléyade de prospectos de Triple A con enorme talento, pero ni así pudieron obtener su boleto a Grecia. La IBA (siglas en inglés de la Asociación Internacional de Béisbol) tiene que sacar sus cuentas. El béisbol está bajo la guillotina del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el belga Jacques Rogge, por no competir en las Olimpiadas la crema y nata, es decir, los peloteros del Big Show. Además, las cadenas de televisión que pagan por derechos de transmisión, se quejan de la duración —a veces hasta cuatro horas de los partidos —.

Por tanto, la IBA debió otorgarle una plaza automática a EE UU por su condición de campeón olímpico. En Atenas no estará el campeón olímpico, ni Corea del Sur, tercer lugar en Sydney, que fue eliminado en el Preolímpico asiático. Sólo se le otorgaron dos plazas a América, el continente del mejor béisbol en el planeta. Mientras que Europa tiene dos puestos, a pesar de ser una región donde el béisbol es un deporte extraño. Para colmo, Grecia, por su condición de sede, se "roba" otra plaza.

Entonces, en la capital griega veremos un torneo de béisbol que será un circo. Ya, desde hoy, puede pronosticarse que Cuba, Japón, China Taipei y Canadá serán los finalistas, pues los otros cuatro: Italia, Holanda, Grecia y Sudáfrica, van de turistas.

El béisbol marcha patas arriba. El hombre que rige los destinos de ese deporte en el mundo, Aldo Notari, es italiano. Los "azurri" son buenos en las pastas y en el fútbol. Pero es un error gordo que Notari diga, a los que saben en América y Asia, qué hay que hacer en el béisbol. Ya es hora de que los dirigentes de las Grandes Ligas le presten seria atención al béisbol olímpico. Deben dejar la arrogancia a un lado y posibilitar que a los juegos de verano vayan los mejores. Sólo así el béisbol crecerá en afición.

Cuando selecciones como República Dominicana, Estados Unidos, Puerto Rico, México, Venezuela, Cuba y Japón, vayan con sus estrellas, entonces veremos buen béisbol. De no ser así, el deporte de las bolas y los strikes nunca será competitivo. O sucederá lo que en este preolímpico en Panamá, que el equipo de Estados Unidos no podrá defender su corona. O algo peor incluso, que el béisbol diga adiós a las Olimpiadas, porque no asisten los mejores.