www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
   
 
Crecen las sospechas
La suspensión de Rafael Palmeiro por consumo de esteroides, ha roto la unanimidad entre quienes apoyan su entrada al Salón de la Fama.
por JORGE EBRO, Miami
 

Tras cumplir la suspensión de 10 días que le impuso la Oficina del Comisionado de las Grandes Ligas, el cubano Rafael Palmeiro ha retornado a los Orioles de Baltimore, que por estos momentos parecen más un circo que un equipo de béisbol.

R. Palmeiro
Rafael Palmeiro.

Después de que se desatara el escándalo de los esteroides y de que cayeran los primeros nombres, la prensa esperaba por la verdadera estrella que fuera sorprendida en los controles antidopaje y, por desgracia, le tocó al cubano.

El caso de Palmeiro tiene dos agravantes fundamentales. Por un lado, el primera base de los Orioles había refutado delante de una comisión del Congreso de Estados Unidos que alguna vez hubiera consumido sustancias prohibidas.

Su negativa fue tan enfática que si alguien ese día salió sin manchas en la audiencia fue él. De ahí que el hecho de dar positivo de uno de los principales esteroides conocidos, haya sido como un cubo de agua fría sobre su credibilidad.

Por otra parte, todo parece indicar que el resultado del examen ya era un hecho consumado por los días en que Palmeiro sumaba a sus 500 cuadrangulares la cifra de 3.000 indiscutibles, lo cual cimentaba de una vez y por todas su camino hacia Cooperstown.

Por ahora, la mayoría de los votantes para el Salón de la Fama dice que mantendría una posición positiva respecto a la exaltación del cubano al Templo de los Inmortales, pero la unanimidad se ha perdido y han comenzado a surgir varias voces discordantes.

Habrá que esperar para ver la reacción de Palmeiro. Los Orioles, que se encuentran en picada tras haber dominado la División Este de la Liga Americana, necesitan de su bate para añadir potencia a una alineación que produce pocas carreras.

Pero, sin duda, la excesiva atención mediática que está recibiendo el equipo como resultado del caso podría no presagiar nada bueno. Baltimore perdió al manager Lee Mazzilli —la suspensión de Palmeiro y la caída en la tabla de posiciones fueron los detonantes— y el nuevo dirigente, Sam Perlozzo, sólo pide un poco de calma para reorganizar sus fuerzas.

En el vórtice de la tormenta

Es peculiar el impacto de los cubanos en este tema de los esteroides. El reducido contingente antillano se ha visto en el vórtice de la tormenta de principio a fin. José Canseco destapó el problema, Alex Sánchez fue el primero en dar positivo, y Palmeiro es el primer gran nombre que es suspendido por las Grandes Ligas.

Dentro de cinco años, cuando Palmeiro sea elegible para el Salón de la Fama —si es que se retira tras esta temporada—, quienes tengan delante la boleta para Cooperstown enfrentarán un dilema: merece o no el cubano colgar su placa junto a los mejores de todos los tiempos.

Todavía no existe una idea muy clara sobre el impacto general de los esteroides en el rendimiento físico. Palmeiro no tiene un organismo de fisiculturista —como tenía Canseco—, pero cada vez que un jugador llega a los 40 años produciendo a plenitud se levantan sospechas.

Si la votación fuera hoy mismo, Palmeiro entraba, pero si esta bola de nieve sigue creciendo dentro de cinco años, podría no encontrar las puertas abiertas de par en par.

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