www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de febrero de 2003

 
   
 
Contreras, Matsui y demás implicados
En los últimos ocho años, peloteros cubanos y nipones han cerrado sustanciosos contratos en el Big Show.
por ALBERTO ÁGUILA, Miami
 

El béisbol de las Grandes Ligas tendrá nuevos adeptos a partir de la venidera campaña. Y no precisamente en Estados Unidos, donde su popularidad ha mermado considerablemente, sino en Cuba y
Hideki Matsui
Hideki Matsui al bate.
Japón, dos países muy distantes geográficamente, pero a los que ata el hilo de las bolas y los strikes.

La llegada simultánea del cubano José Ariel Contreras y el nipón Hideki Matsui a la Gran Carpa, y de ambos a los Yankees de Nueva York, ha interesado hasta a los fanáticos que nunca siguieron la pelota norteamericana porque estaban identificados exclusivamente con su béisbol nacional. Ahora se sienten arrastrados por estos dos ases, que hace pocos meses fueron las figuras más relevantes en los torneos de sus respectivos países.

En octubre pasado, Matsui todavía pegaba jonrones en la contienda del sol naciente, y en ese mes el tirador pinareño ganó un juego con la franela cubana en la Copa de Las Américas. No es usual, y nunca lo ha sido, que dos jugadores extranjeros lleguen con tanta calidad acumulada al Big Show, acaparando la atención general y suscitando la sospecha de que a partir de ahora serán actores principales.

No obstante las similitudes, uno y otro han entrado a la meca beisbolera por puertas diferentes: el cubano después de abandonar una competencia internacional, hecho por el que las autoridades cubanas le catalogan públicamente de traidor. Matsui deja la pelota nipona envuelto en la aureola de ídolo nacional que va a cumplir una misión especial, al extremo de que su primer día en el campo de entrenamiento fue reportado por más de 50 periodistas, que viajaron desde el Extremo Oriente para acaparar los principales titulares en los órganos de prensa japoneses. Del otro lado de la "cortina de caña", ni una sola línea, ni un solo comentario para alabar al que muchos catalogan como el mejor pitcher amateur de todos los tiempos.

Otros peloteros, que desde la década anterior ya eran conocidos en el mundillo beisbolero, también están en la mirilla de los espectadores. El Duque Hernández e Hideo Nomo, por ejemplo, dos relevantes tiradores que pasaron a la Liga Nacional. Rey Ordóñez se fue al nuevo circuito y Tsuyoshi Shinjo está de regreso. Liván Hernández e Ishii Kazuhisa se quedaron en sus novenas, y de igual manera Danys Báez e Ichiro Suzuki. Mientras, Rolando Arrojo y Mac Suzuki intentan volver a planos estelares después de dos inciertas temporadas.

Las coincidencias alrededor de estos jugadores presentan un giro de 360 grados en lo que respecta a sus millones de fanáticos. Los asiáticos tendrán todas las posibilidades para estar junto a sus deportistas gracias a su infinidad de medios informativos. Los cubanos no tienen libertad en la Isla para seguir la justa de Grandes Ligas: podrán escuchar las trasmisiones de los partidos por emisoras de Miami, pero a escondidas.

En los últimos ocho años, una docena de peloteros criollos, e igual cantidad de japoneses, ha recibido contratos en el Big Show por alrededor de 120 millones de dólares. Un acicate para que sus compatriotas intenten también alcanzar la cima del béisbol, aunque para lograrlo unos crucen el cielo y otros el infierno.

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