www.cubaencuentro.com Jueves, 20 de marzo de 2003

 
  Parte 1/2
 
Nueva York: Otra vez en marcha
También la ciudad de los rascacielos sirvió de escenario al movimiento contra la guerra en Irak.
por EMILIO ICHIKAWA MORíN
 

Sábado, ¡qué buen pretexto das para marcharte! He podido presenciar alguna de las recientes jornadas contra la globalización y contra la guerra celebradas en los Estados Unidos.
Manifestantes
Manifestantes antibelicistas en Nueva York.
Ojo, que no es lo mismo, al menos teórica y analíticamente. Ya sabemos que en el paquete se revuelve todo junto.

Se puede estar contra la globalización y a favor de la guerra, y contra la guerra y a favor de la globalización. De la misma forma, he conocido a alguien que está contra el bloqueo a Irak y a favor de la guerra. La guerra, en su lógica, debería solucionar directamente el problema con "el mal", que es Sadam Hussein. Mientras, un bloqueo prolongado involucraría a parte de la población civil, la misma que con mucha probabilidad está en contra del gobierno iraquí.

¿Por qué estas marchas me resultan de cierto interés? Porque siendo la globalización el evento civilizatorio más característico de nuestra época, uno no debería permanecer al margen de lo que tiene relación con él, incluso si se trata de una relación de negatividad. De hecho, tenía considerado que estos sucesos, así como muchas de las sensibilidades que implican, constituyen un motivo radicalmente norteamericano al que los emigrantes (o "exiliados", que tiene más caché) tenemos acceso limitado.

Es decir, que estas manifestaciones o demostraciones pudieran contener historia. Una de las cuestiones teóricas más interesantes que encierran es el tema de si son en verdad una fuente de disentimiento contra la globalización, o ésta las presupone como parte de su propia lógica. O si, incluso, es capaz de reciclarlas a su favor.

Lo anterior no sería más que la reactualización de uno de los temas básicos de una Escuela de Frankfurt que se preguntaba: ¿Cuáles son los límites del capitalismo tardío? Es decir, ¿se puede contestar realmente al capitalismo? ¿Puede haber disentimiento en una sociedad que es capaz de capitalizar, de convertir en mercancía los propios eventos que intentan cuestionarla? Recordemos "el sucedido" del 11 de septiembre: a pesar de los índices de Wall Street, el mundo simbólico de la sociedad capitalista ha sido renovado con energías insospechadas.

Pero no se trata sólo de un aviso teórico, sino de observar al entorno inmediato y verificar concretamente si esta última manifestación "contra la guerra" cuestionó realmente al capitalismo global o colaboró con él. Como se supone, responder definitivamente a una interrogante tan suspicaz entraña altos riesgos. Sólo me atrevo a decir, por el momento, que la manifestación perturbó la lógica cotidiana de algunas vidas dentro de un área de la ciudad de Nueva York, locus simbólico de los nuevos tiempos.

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