www.cubaencuentro.com Martes, 29 de abril de 2003

 
  Parte 2/2
 
Santiago de Chile: La fuerza de la verdad
El programa El Termómetro, del canal Chilevisión, debatió la cuestión de los derechos humanos en la Antilla Grande.
por MIGUEL CABRERA PEñA
 

La mentira espesa tampoco faltó. Alejandro Navarro, diputado por el Partido Socialista, llegó a decir que aviones norteamericanos volaban frecuentemente sobre La Habana, y por si fuera poco vinculó los supuestos vuelos con lo que sentirían los chilenos si el cielo de Santiago fuera atravesado constantemente por aparatos argentinos o peruanos.

Entre la barahúnda que apenas podía calmar el avezado conductor, Patricio Walker, jefe de la bancada demócrata-cristiana en el Parlamento, puso una nota de cordura. Mi partido, dijo, condena tanto al bloqueo como la violación de derechos humanos por parte de Castro. Las violaciones de estos derechos se deben sancionar vengan de donde vengan. Los encarcelados en Cuba —precisó— son cerca de ochenta opositores pacíficos, no son delincuentes ni una amenaza para nadie… En ese momento fue interrumpido bruscamente por dos panelistas que pensaban diferente o querían agregar algo, mas hablaban al mismo tiempo y se disputaban con violencia el uso de la palabra.

El conductor aprovechó entonces para comunicarse con Orlando Gutiérrez, del Directorio del Partido Democrático Cubano, exilado en Miami. Fue el único instante en que reinó el silencio. Gutiérrez dijo que en el análisis de la violación de los derechos humanos en su país lo importante no era si se apoyaba o no a Estados Unidos, que lo importante era el pueblo de Cuba, el respeto de sus derechos, y añadió que el apoyo moral de la comunidad internacional había no sólo alentado un incremento de la oposición civilista, sino impedido actos más numerosos y brutales en su contra.

De pronto, uno de los representantes de la izquierda se metió en flagrante contradicción cuando al intentar responder al hecho de que en Cuba no existe prensa libre ni más partido que el comunista, admitió que él no estaba de acuerdo con eso. Pero esta instantánea caída no fue obstáculo para que, levantando la mano y señalando reiteradamente a uno de sus oponentes, le dijera: "Tú apoyaste a Pinochet…", con lo cual obviamente escapaba del tema. El otro, que no lo dejó terminar, también de forma descompuesta respondió que cuando se instauró la dictadura él sólo tenía dos años.

Y entre golpes sobre la mesa y otras maneras destempladas, llamadas al orden del conductor, un breve reportaje sobre Cuba, una entrevista al embajador de La Habana en Chile —que repitió su habitual monserga— y numerosa publicidad, se fue agotando el tiempo. 

Quien vio el programa de Chilevisión ese día seguramente pensó que el público televidente poco había sacado en conclusión, en medio de tanta descalificación, tanta garganta violentada, tanto hablar a la vez. Se equivocaba, sin embargo. Llegó el momento de presentar el resultado de la votación del público. La pregunta, conocida desde el principio del espacio, fue: ¿Debe Chile condenar a Cuba por la violación de los derechos humanos? El 67,2 por ciento contestó que sí. El 32,98 dio una respuesta negativa.

Cierto que el Termómetro dedicado a Cuba fue una leonera. Pero cuántos presos serán necesarios para que los cubanos tengan en su patria un programa con la misma libertad. 

1. Inicio
2. La mentira espesa...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
México DF: Un sueño hipnotizado
GILBERTO CALDERóN ROMO
México DF: En defensa de Raúl Rivero
ELISEO ALBERTO
La Habana: Con el espíritu en salmuera
JOSé H. FERNáNDEZ
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir