www.cubaencuentro.com Martes, 29 de abril de 2003

 
   
 
Washington: Bárbara Walters y la caverna
por ALCIBíADES HIDALGO
 

Un comentario de Bárbara Walters en su segunda entrevista a Fidel Castro le valió uno de los seis Premios del Deshonor periodístico de 2002, otorgados hace unas semanas en Washington. El diálogo, trasmitido por la ABC en el horario estelar del programa 20/20, en octubre último, comenzó con una galantería hacia la famosa periodista norteamericana : "No parece que han pasado 25 años. Usted está
Bárbara Walters
Bárbara Walters.
igualita", le dijo el cubano. "Me lo dice para que no le haga preguntas difíciles", replicó la estrella de la ABC. "No, por supuesto que no", respondió un Castro más bien zalamero.

No hubo, en efecto, preguntas difíciles. El estilo incisivo con el que la Walters interrogó a lo largo de los años a Anuar elSadat, Vladimir Putin o Mónica Lewinski, no viajó con ella el año pasado a La Habana.

Los Premios del Deshonor periodístico son seleccionados desde 1987 por un grupo de análisis que examina sistemáticamente lo que considera tendencias liberales en los medios de prensa norteamericanos. Son conservadores sin sonrojo que no se oponen a que se expresen opiniones divergentes a los valores de su preferencia, pero se sienten en el derecho de responder a los extremos.

La ceremonia de este año se celebró en un lujoso hotel en el North West del Distrito de Columbia, y el costo del cubierto, destinado a recaudar fondos de futuros estudios, era realmente impresionante. Asistí por la amable invitación de uno de los organizadores, y por curiosidad profesional ante la insólita premiación. Confieso que esperaba encontrar elegantes damas y caballeros de acento distinguido y un ambiente quizás aburrido, como sugerían las credenciales conservadoras del evento. Alguien, incluso, me dijo que iba a penetrar en la "caverna", un calificativo de la izquierda del 68 hacia sus adversarios ideológicos. Resultó exactamente todo lo contrario. Además de las elegantes damas y caballeros, en la numerosa audiencia había también docenas de muchachas de edad universitaria y sonrisas capaces de estremecer al marxista más intransigente. Fue una noche de buenos chistes y excelente música country.

Entre los nominados al premio que finalmente obtuvo Bárbara Walters hubo otro comentarista de televisión al que le pareció verosímil el porcentaje de 99,76% con el cual Sadam Hussein anunció su triunfo en las últimas elecciones iraquíes. La Walters también habló de porcentajes. Sobre una imagen del gobernante cubano saludando a sonrientes estudiantes en La Habana, dijo : "Para Castro la libertad empieza con la educación. Y si la alfabetización fuera por sí misma una medida, Cuba estaría entre las naciones más libres de la tierra, con un 96% de alfabetizados".

La tradición liberal de admiración por los progresos cubanos o las ideas redentoras del castrismo se remonta al testimonio de Jean Paul-Sartre sobre su viaje a Cuba en 1960. Por cierto que la larga lista de ilustres visitantes de aquel año incluye también a Ernest Hemingway, Gerard Phillipe, Francois Sagan, Cesare Zavatini, Waldo Frank y Silvana Pampanini, entre otros. Desde entonces no han escaseado —con muchos posteriores desencantos— juicios absolutorios hacia las bondades de un sistema que proporciona a Cuba mejores estadísticas que Guatemala o Burundi, pero prefiere ignorar el costo social de estas cifras.

Al escuchar la carcajada que también premió en la ceremonia de Washington la cándida o perversa afirmación de Bárbara Walters, pensé en cuánto se habría divertido el poeta Raúl Rivero de haber estado presente. Mi condiscípulo de la Universidad de La Habana es un gordo enorme, que acumula también el más agudo sentido del humor posible en este mundo. Es uno de los más importantes poetas de la Isla, y sin dudas su mejor cronista contemporáneo. Pero hace muchos años que está prohibido imprimir sus libros, y acaban de incautarle dos manuscritos. Quizás ni siquiera llegue a conocer los nuevos éxitos de la comentarista norteamericana, pues, como se sabe, encabeza la última lista de periodistas arrestados y condenados a largas penas de prisión en Cuba. Difícil que tales noticias lleguen hasta la caverna donde ahora se encuentra Raúl Rivero.

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