www.cubaencuentro.com Viernes, 16 de mayo de 2003

 
  Parte 2/2
 
La Habana: Los buenos de la película
Llueven estrellas, pero no escampa: Spielberg, Coppola, Costner, Schwarzenegger… el cine americano hace su agosto en Cuba.
por JOSé H. FERNáNDEZ
 

Aunque tampoco es menos cierto que sus declaraciones públicas suelen estar en función del papel que interpretan delante de la cámara.

Por ejemplo, hace poco el actor Viggo Mortensen nos recreó una escena de ficción fuera de liga al declarar: "Me interesa el libre intercambio de ideas, sentimientos, palabras e imágenes. Para eso me voy a Cuba".

Para eso y para exponer el resultado de sus experimentos como fotógrafo de los huecos del sol, acaba de pasar por aquí este otro bueno de la película. Vino el primero de mayo y no por casualidad. Según dijo, había escogido el día con el deliberado propósito de entrarle a La Habana cámara en mano, registrando en fotos los acontecimientos de una fecha tan especial para todos. El señor Mortensen –debí especificarlo antes—, además de un actor de fama, es aficionado a coleccionar fotografías de objetos y espacios abstractos. 

Igualmente denota una muy curiosa predilección por lanzar al viento bocadillos que envidiaría el mismo Woody Allen. Y lanzó más de uno en estos predios: "En La Habana cada día ocurre algo". "Nosotros (los estadounidenses) y ustedes (los cubanos) tenemos muchísimo en común". "Quisiera volver por un mes durante la Bienal, para estudiar entonces los paisajes, las calles, los muros y la gente, para buscar esos detalles que te permiten demostrar que no todo está hecho ni dicho en el arte, que no es el fin, ni la muerte, que restan cosas…". 

Viggo Mortensen encarna al guerrero Aragorn en la versión cinematográfica de El Señor de los Anillos, la legendaria epopeya del Bien contra el Mal creada por Tolkien. Y por lo que parece, ahora se ha tomado en serio eso del heroico viaje, espada en alto, dispuesto a salvar la humanidad. Pues no está nada mal. ¿Quién mejor que uno de los buenos de la película?.

No obstante, la humanidad no debe apurarse para celebrarlo. No sea que nos pase lo que suele pasarle a quien se acuesta con niños. Porque ya lo dejó dicho Piero: "Ellos nacen ancianos y van enniñeciendo, a través de la vida, los americanos. Y nacen convencidos que no hay nadie en el mundo que sea más importante que los americanos".

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