www.cubaencuentro.com Viernes, 16 de mayo de 2003

 
  Parte 2/2
 
La Habana: Tocando fondo
Cientos de 'buzos' de nuevo tipo se hunden diariamente en los basureros y zambullos de la capital cubana. Es un oficio honrado, aseguran, mejor que robar.
por IRIA GONZáLEZ-RODILES
 

Para la "caza", los "buzos" de zambullos usan el equivalente terrenal del arpón marino: una vara, de metal o madera, que en uno de sus extremos posee a veces un pincho o gancho, según el objeto a "pescar".

Pero, ¿qué buscan? ¿Qué puede recogerse de la basura en un país como Cuba, donde sólo abunda la escasez y  hay restricciones de todo tipo?

Responde Vicente, otro "buzo", de aspecto humilde y sereno, flaco y largo como su vara de "pesca", y con un rostro arrugado que, para su treintena de años, revela el maltrato prematuro de la vida.

"Aunque son los menos, siempre hay quienes botan lo que les sobra y a otros falta. Soy artesano. Hago sandalias. Busco suelas, hebillas, pedazos de piel de calzado. De cada par de zapatos viejo y roto que tiran a la basura, algo de uno o de ambos, me resulta útil. Así me gano la vida. Quizás muchos que me menosprecian calzan mis sandalias".

Luego agrega con cierto tono confidencial: "A veces se encuentran objetos valiosos, como prendas, cubiertos de mesa, adornos y hasta dinero, que por error de los propietarios, sin querer, han terminado en la basura". Pero confiesa que muy pocos de los "buzos" se dedican al hallazgo fortuito de lo valioso, cual juego de azar.

Buscan libros para revenderlos en estanquillos particulares; revistas y periódicos extranjeros, también revendibles, pero subrepticiamente, debido al carácter "diversionista" que les atribuye el sistema cubano; objetos de madera, de metal o de plástico, en todas sus formas, con los más disímiles destinos; pomos, latas o botellas que les compran el Estado o los trabajadores por cuenta propia, para el reenvase de productos; restos de comida para cerdos, gallinas y otros animales de cría… y hasta se habla de "buzos" que comen esos residuos de alimentos.

¿Cuántos son los que han llegado a estos límites de pobreza o alienación? No es posible precisar. Pero puede vérseles día a día, anticipándose a los camiones recolectores de basura, por las calles habaneras. Ellos sólo muestran el perfil visible del rostro de una sociedad que está tocando fondo y no exclusivamente en los tanques de basura.

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