www.cubaencuentro.com Martes, 07 de octubre de 2003

 
  Parte 2/2
 
Washington: Parte de guerra
por ALCIBíADES HIDALGO
 

En Miami, por último, se celebró la entrega del Premio Grammy Latino 2003, sin la presencia de los artistas residentes en la Isla nominados a los galardones. El gobierno norteamericano informó que la ausencia se debió a demoras en la solicitud de las visas correspondientes.

En el caso cubano, precisó el Departamento de Estado en Washington, este proceso es mucho más lento y cuidadoso por estar la Isla incluida en un grupo de siete países sospechosos de auspiciar acciones terroristas.

Pese a la ausencia de los artistas residentes en Cuba, varias agrupaciones del exilio organizaron una poco nutrida manifestación, según la prensa local, ante la céntrica sala donde se otorgaron los premios.

Hasta el momento, afirmaron diplomáticos occidentales que opinaron bajo condición de anonimato, no hay indicio alguno de que la policía política cubana prepare —según acostumbra— algún nuevo libro de sensacionales revelaciones sobre la infiltración de sus agentes en la organización o condena del Grammy Latino de este año.

El gobierno de La Habana sí informó a su población, y con lujo de detalles, sobre las visas no recibidas y la presencia de una manifestación opositora a las puertas de la ceremonia. Dos emisiones del programa televisivo Mesa Redonda desmenuzaron el suceso, calificándolo como una "perversión cultural".

El extenso análisis oficial en La Habana omitió, sin embargo, el homenaje a la cubana Celia Cruz que inició el espectáculo, el Grammy obtenido por el saxofonista cubano Paquito D' Rivera o el significativo dato de que el trompetista cubano Arturo Sandoval exhibió en su pecho un reclamo por la libertad del encarcelado poeta cubano Raúl Rivero.

Otras fuentes también cercanas a los enfrentamientos lamentaron que la ausencia de visas haya alcanzado por igual a artistas que apoyaron abiertamente la reciente ola represiva en Cuba, como el pianista Chucho Valdés, y a quienes, como Ibrahim Ferrer, los medios oficiales apenas logran sacar una palabra de apoyo al régimen.

Recordaron estos especialistas del enrevesado conflicto que el documental Buena Vista Social Club, que relanzó la carrera de Ferrer, jamás ha sido exhibido en el país por mostrar, además de la excelente música tradicional cubana, una fuerte evidencia de músicos, perros y barrios populares abandonados a su suerte.

Algunos observadores de las hostilidades subrayaron que el título del álbum que ahora dio el triunfo al veterano cantante es, curiosamente, Buenos Hermanos, y que el grupo de rap Orishas, residente en París pero también ausente en Miami, tituló Emigrantes su propuesta ganadora.

Expertos consultados estiman que los antagonismos continuarán hasta el final que todos prevemos, y sin vaticinio de tregua. Ni siquiera en nombre de las cuantiosas pérdidas que la contienda ocasiona a la cultura nacional.

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