"Yo lo llamo el gen cubano", dice. "No tienes que haber nacido en Cuba para sentirte cubano. Es una manera de pensar, de reaccionar, de expresarte. Es un feeling que se lleva a todas partes".

La tienda tiene para todos los gustos, y entre un sinnúmero de objetos resaltan una mantequillera y tazas, cuyas asas forman la palabra Cuba; copias, en materiales nuevos, de las camisetas de los cuatro equipos de la Liga de Béisbol Profesional; anuarios escolares de diferentes colegios privados como Belén y La Salle; copias facsimilares de revistas como Bohemia y Carteles, rompecabezas y juegos para que los niños conozcan la historia y cultura de la Isla, y joyas fabricadas con monedas de la Cuba anterior a 1959.

Y para los nostálgicos más extravagantes hay máquinas para moler carne a mano, otra para pelar naranjas, un juego con colador de café, y reproducciones del último mapa de carreteras de Cuba, hecho por la compañía Esso en 1957.

"Recreamos una Cuba virtual, que ya no existirá. Esa Cuba de antes es la que la gente respira aquí. Aquí vienen personas y se reconocen en los anuarios escolares, o a sus familiares, es una emoción tras otra", dice María.

Pero la nostalgia es condimentada con una dosis de buen humor: la dueña muestra una nueva "línea" para perros, con pañuelos que dicen "Federación de Perros en el Exilio"; el juego de barajas "Bandidos Cubanos" con fotos de miembros del gobierno castrista, y hasta réplicas de gallos, que cuando son activados por vibraciones —de la voz o sonidos ambientales—, cantan.

En Sentir Cubano también se pueden ver las primeras señales de una quizás incipiente identidad cubanoamericana, como camisetas en las que se proclama, con orgullo "Made in America with Cuban parts" ("Hecho en EE UU con partes cubanas").

Otras tiendas han abierto en los últimos tres años en la sección de la Calle 8 ubicada en la Pequeña Habana, como Little Havana to Go y Old Cuba The Collection. Están más enfocadas al turismo y comercializan numerosos objetos que resaltan el sello de la "cubanoamericanidad".

Para María, esa dualidad nunca ha representado un problema de identidad. "Estamos orgullosos de ser cubanos, pero queremos a Estados Unidos porque crecimos aquí. Con Sentir Cubano más que nada buscamos preservar nuestras costumbres y nuestra cultura, y me siento comprometida con eso".