www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
  Parte 2/2
 
Santiago de Chile: Los desaires de La Moneda
Unos días antes de la reunión de derechos humanos en Ginebra, Felipe Pérez Roque sufrió el peso de la indiferencia por parte de la alta política chilena.
por MIGUEL CABRERA PEñA
 

El diario La Tercera en un amplio reportaje cuenta cómo el embajador cubano, Alfonso Fraga, planteó al ministro del Interior, José Miguel Insulza, el deseo de Pérez Roque de visitar el sitio donde Salvador Allende se suicidó durante el sangriento golpe de Estado de 1973.

Insulza accedió a la petición con el desgano que merecen los peticionarios sin importancia: encargó a su jefe de gabinete que le abriera al ministro cubano las puertas del lugar. Insulza continuaría así, sin alteración, sus vacaciones en la costa.

Claro que no fue éste el único que desdeñó, que colocó la visita en el rango más bajo posible. Pérez sería recibido poco antes en La Moneda por alguien que apenas se conoce en el entramado de la política doméstica: Gabriel Gaspar, subsecretario de Guerra. Este atiende asuntos que en general se ven, desde la solidificación de la democracia, como distanciados de la política y particularmente de sus vericuetos extranjeros. Dice La Tercera que Gaspar se ofreció como anfitrión "porque no había nadie más disponible".

Ya al final de la escala en Santiago, al fin, Pérez Roque alcanzó a sentarse a conversar con un político de su área: el subsecretario de Relaciones Exteriores Cristián Barros, pero éste llegó a la embajada cubana, donde se efectuó la reunión, vestido de sport. Allí fue recibido por un canciller muy formal, empaquetado en traje gris y corbata, y probablemente en saludos que sufrían por salirle diáfanos.

Debe recordarse que en Chile infinidad de funcionarios y otras personas absolutamente desconocidas detrás de sus buroes están obligadas a asistir diariamente al trabajo en traje y corbata.

Un subsecretario fue el más alto nivel que concedió La Moneda al hombre de confianza, al favorito actual de Castro. Si es cierto que este personero intentó extraer alguna señal concreta sobre cómo votará Chile en Ginebra, no la obtuvo. Pérez Roque, según comentaristas, sugirió una abstención, tal y como han anunciado Brasil y Argentina.

Pero más allá de cualquier afirmación, con su frialdad y displicencia en el protocolo, La Moneda —muy respetuosa en este campo— ha enviado su señal. No en balde La Tercera escogió para el reportaje mencionado un título que no deja dudas: Desaires al favorito de Fidel.

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