www.cubaencuentro.com Martes, 18 de mayo de 2004

 
  Parte 2/2
 
La Habana: Con la guardia en alto
por JUAN GONZáLEZ FEBLES
 

Nena hizo suyo el mandato cruel dirigido a los militares y que expresa: "Abroquelad vuestro corazón contra la compasión", y que continúa:"ningún revolucionario es amigo de un contrarrevolucionario". Cuando los funcionarios que se encargan de chequear la "idoneidad" de los aspirantes a integrar el altamente cotizado sector turístico, la visitaron para verificar a Elena, su única sobrina: Nena la descalificó.

Elena consiguió integrarse en las filas del turismo porque el funcionario a quien se tributó la información, pasó por alto su trasgresión juvenil al estricto código moral "machista leninista". A fin de cuentas, hay manchas que embellecen y hacen la vida soportable.

Más adelante, el funcionario confesó a la bella Elena el juicio adverso emitido por su tía Nena. Por esta razón se enfrió la relación con su hermana, que era la única de la familia con quien mantenía contacto en Cuba. Del resto de la familia, ni hablar. Reside en Miami y por allá nadie quiere acordarse de Nena.

Una noche cálida de comienzos del verano de 2003, Nena, en compañía de otro anciano cederista, se dirigía hasta su casa, luego de una voluntaria faena en la Zona de Vigilancia de su barrio. Caminaban despreocupados y no se percataron de la cercanía de dos hombres jóvenes que les seguían desde una bicicleta.

De forma súbita, uno de ellos se abalanzó sobre Nena y le echó el contenido de una lata sobre el rostro y el torso. La sorpresa les paralizó. Nena gritó desesperada de miedo y dolor, y el agresor aprovechó para escapar sin ser visto o reconocido.

El ácido en alta concentración con que fue agredida hizo estragos rápidamente. Se sabe que no sólo la policía, sino la misma Seguridad del Estado investiga el atentado. Aún no han encontrado culpables, porque son muchos los sospechosos.

Ingresada en el hospital, Nena no quiere pensar en nada. Considera que siempre ha actuado bien y que nunca ha perjudicado a ningún revolucionario. Advierte al médico jefe de la sala de cuidados intermedios, donde se encuentra, que la "pantrista" encargada del reparto de las comidas a los pacientes roba una cantina (dos o más raciones) diariamente. Incluso en las condiciones en que se encuentra, Nena sigue con la guardia en alto.

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