Clara Chepe Núñez, de 95 años, ingresó en un hospital gravemente enferma a fines de mayo pasado. Le llevé una misiva que me envió el señor José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español. Sabía que la alegraría mucho. El 3 de junio ella fue operada. Horas después la visité y, para mi sorpresa, me preguntó: ¿ya le contestaste a Zapatero?

Espinosa Chepe junto a su madre.

El 15 de junio pasó nuevamente por el quirófano: una operación de tres horas, más delicada que la anterior. Estaba muy grave. El 18 de junio, Oscar Espinosa Chepe, su hijo de 63 años, también con varias enfermedades serias y cumpliendo una condena de 20 años de cárcel desde hace 15 meses, fue llevado a verla.

Cuando me referí a la existencia de la carta y la reacción del postoperatorio, ella dijo: "Claro, hay que ser agradecidos".

No es costumbre dar a conocer nuestra correspondencia privada. Sin embargo, Chepe está sometido a tan crueles arbitrariedades que en esta ocasión hemos decidido mencionarla. Durante la visita mensual a Oscar, el 20 de junio, traté de mostrarle la carta-respuesta del señor Rodríguez Zapatero a mi felicitación por su reciente investidura. Sabía que lo estimularía muchísimo la deferencia, la calidez y expresiones como las siguientes:

"El Gobierno que presido, tal como he tenido oportunidad de manifestar, está firmemente comprometido a favor de la democratización de Cuba. Para mi, igual que para el resto de los españoles, su país está muy cercano a nosotros, a nuestros corazones… No dude en que este compromiso democrático de España tendrá en cuenta las peticiones y necesidades… Quisiera manifestarle mis mejores deseos para su esposo, Oscar Manuel Espinosa, y expresarle mi voluntad de contribuir a aliviar el sufrimiento que padece. Le agradecería que le transmita este sentimiento la próxima vez que se reúna con él".

Inmediatamente, el oficial de la Seguridad del Estado arrebató el sobre de mis manos. Se lo llevó y luego él mismo abrió mi maletín para depositarlo. Al inquirir el porqué Oscar no podía verlo, respondió que no era para él, sino para mí.

Durante la visita del mes de mayo, yo había llevado una carta dirigida al presidente George W. Bush por los senadores Baucus, Dodd, Dorgan (demócratas), Enzi y Craig (republicanos), argumentando sus posiciones alternativas a las medidas de reforzamiento del embargo de Estados Unidos hacia el gobierno cubano.