www.cubaencuentro.com Viernes, 03 de diciembre de 2004

 
   
 
México: Brindis por Raúl Rivero
por ELISEO ALBERTO
 

Brindo por esa paloma tiznada de smog que acaba de posarse en el alero del ventanal y picotea el vidrio como si quisiera pedirme agua y recordarme que una paloma es simplemente una paloma y no símbolo de nada ni de nadie, brindo por la hormiga brava que desciende en fila india por el muro de mi cuarto y sin pedir permiso dobla en U y comienza a ascender en sentido opuesto porque le da la realísima gana de ser contradictoria, brindo por mi fina coker Luna que, caliente, acaba de dejarse montar por un perro vicioso y callejero, brindo por la plaga que devora hoja a hoja las arecas de mi sala (de algo deben alimentarse las bacterias para no morir de hambre), brindo por el vecino que tan mal me cae y por el patrullero que acaba de desvalijarme en la esquina de Insurgentes y Porfirio Díaz, y por ese pobre diablo que lee mis correos electrónicos en algún oscuro despacho de una ciudad también pobre y a oscuras.

Brindo por mis amigos revolucionarios de la Isla, que acaban de quitarse del omóplato la loza de una vergüenza en todo caso inmerecida. Brindo por los que callaron y sufrieron su propio terror en carne y silencio vivos, y por los que trataron infructuosamente de encontrar algún argumento más o menos legítimo que pudiera justificar tanto atropello.

Y aunque me joda, brindo por esos intelectuales famosos o de pacotilla que lavaron sus manos en una palangana de vinagre y se desentendieron de la poesía porque alegaban defender causas mayores, mayores aun que la palabra; a estos últimos, asalariados, sapos, escribanos, los condenará el olvido: por eso hoy levanto la copa hasta lo alto de mi brazo, para despedirme de ellos antes de que se hundan en un fango de estiércoles y orines —tal vez, escaparán los sapos.

Brindo para que acabe esta noche larga y solitaria del exilio, para llegue pronto la mañana como un pan entre todos mordido.

Brindo por Cuba, por Miami y por España. Brindo por Blanca, María Carla, doña Hortensia, Miguel, Alcides, Pepe, Pablo, Ana, Rafael, los dos Migueles Ángeles.

Y brindo por Raúl, que anoche durmió en su cama, la conciencia en paz, allá en La Habana.

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