www.cubaencuentro.com Lunes, 08 de agosto de 2005

 
   
 
La Habana: Pueblo de rehenes
Por tercer año consecutivo, los opositores detenidos en la primavera de 2003 pasarán el Día de los Padres en prisión, cumpliendo condenas de hasta 28 años de cárcel.
por MIRIAM LEIVA
 

Día de los Padres… resulta muy difícil escribir. Quisiera hacerlo con alegría y optimismo. No es posible. Añoro no tener que retomar la pesadilla que comenzó en marzo de 2003. Imposible. Por tercer año consecutivo arribamos a esta fecha con tantos hombre inocentes cumpliendo prolongadísimas condenas.

R. González
El opositor Ricardo González (dcha.) cumple una condena de 20 años.

De los 75, aún 61 permanecen encerrados; y 12 pretenden vivir en un limbo jurídico que amenaza con retornarlos a la cárcel, en cuanto al gobierno se le antoje que ya concluyeron sus enfermedades y, por tanto, su libertad condicional. Sólo dos han recibido permiso de salida al exterior; alegra que hayan logrado la libertad real, pero arbitrariamente los demás continúan a merced de la voluntad suprema.

Todos los prisioneros en Cuba se depauperan en lugares tan horrendos, que se impide el escrutinio de organizaciones internacionales de derechos humanos hasta en los que supuestamente cuentan con mejores condiciones.

Tal es el caso de la prisión de máxima seguridad Combinado del Este, en La Habana, vitrina donde en las muy esporádicas visitas preparadas a extranjeros, únicamente se tiene acceso al local asignado para las explicaciones. No se permite la conversación con presos de conciencia y políticos, y si se presentan reos comunes, siempre pretenderán dar la impresión de que "están muy felices" de merecer el castigo, en tan "hospitalario" lugar.

No es fácil decidir cuál compañero mencionar, porque la mayoría está en similares condiciones.

Víctor Rolando Arroyo permanece actualmente encerrado en una celda de castigo, en la Prisión Provincial de Guantánamo, a 1.075 kilómetros de su natal Pinar del Río. Padece seis nevos verrugosos en la cabeza, que requieren operación; enfisema pulmonar, pérdida de visión y audición, hipertensión arterial y problemas cardíacos. Fue condenado a 26 años de cárcel.

Antonio Díaz Sánchez siente un sonido permanentemente y pierde la audición; apenas tiene visión, entre otros padecimientos. Su familia, comprendida una hija de seis años y otra de 16, deben trasladarse a la provincia de Holguín, a 734 kilómetros de La Habana. Expía una sentencia de 20 años.

Ricardo González Alfonso fue operado de la vesícula biliar en el hospitalito del Combinado del Este, en La Habana, en enero del presente año. Pasados cinco meses, aún su herida drena y posiblemente sufra otra cirugía. Fue condenado a 20 años.

Huellas del dolor

Por más que se diga, nunca será suficiente: ellos sólo cometieron el delito de atreverse a expresar sus ideas, algo inherente por naturaleza a los seres humanos. Se han sobrepuesto al miedo acendrado en una sociedad represiva. Indudablemente, las ideas compartidas de forma pacífica, constructiva y sin vacilación, atemorizan al gobierno todopoderoso y omnipresente.

¿Por qué no se libera incondicionalmente a esos hombres cuanto antes? Son rehenes enjaulados como los animales peor maltratados, o rehenes en sus casas con un presente y un futuro inciertos.

Este Día de los Padres muchos niños y adolescentes, madres ancianas, abnegadas esposas, hermanas y hermanos, tendrán dibujadas en sus rostros las huellas del dolor profundo, de las tensiones, las penurias económicas, los largos viajes, el cansancio físico o de las enfermedades prematuras. También ellos son rehenes, injustamente condenados con sus seres queridos y martirizados.

No tenemos derecho a cejar en el empeño de lograr la excarcelación inmediata e incondicional de los 61; que los 75 puedan decidir su futuro por sí mismos, sin interferencias del gobierno y sus aparatos represivos.

El ejercicio de los derechos humanos, políticos y civiles es lo menos que se puede conceder a un pueblo de rehenes.

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