www.cubaencuentro.com Lunes, 08 de agosto de 2005

 
  Parte 1/2
 
La Habana: Orishas y arcángeles
Diplo-babalawos en La Habana y Babalawos en Miami: Después de 1959, la otrora religión de los pobres, de los negros, ha terminado siendo de los artistas, los intelectuales...
por RAFAEL ALCIDES
 

Los orishas y los arcángeles no llegaron a Cuba en el mismo barco, pero sí con pocos años de diferencia. Al principio, desde luego, no se reconocieron. Los arcángeles venían suntuosamente ataviados, conocían el latín, el griego a veces, y eran duchos en todo tipo de martingalas oratorias. Además, llegaron con un ejército de soldados protegidos con armaduras, armados con arcabuces y expertos en el manejo de la espada.

C. Afrocubana
Ceremonia afrocubana en La Habana.

Los orishas, por el contrario, vinieron casi en cueros, prácticamente en cueros, y en situación de esclavitud. Pero con todo el tiempo por delante, y dueños de una interesante memoria del porvenir, dejaron que las febriles hambres humanas, esas poderosas hambres que van más allá de las del estómago, hicieran lo suyo.

Así, al principio protegidos por un secreto guardado por la sombra de los barracones, y después públicamente, empezaron a aparecer en el ingenio unas curiosas figuras humanas que no eran blancas ni eran negras, en tanto los orishas continuaban haciendo lo suyo en un silencio sólo roto por los tambores que en ciertas noches echaban a andar con el fin de despertar la lujuria del amo, con el fin de llenarlo de alcoholes, y de este modo, hechizado aquel señor por las mulatas con su embrujo tradicional —y en ocasiones por los mulatos—, apresurar el final del inevitable duelo con los arcángeles.

Los siguientes dos hechos fundamentales de esa estrategia fueron el papel jugado por la servidumbre llevada por el amo a su casa de la ciudad y el poco bagaje doctrinal de los orishas.

Los arcángeles eran todo concepto, eran historia, filosofía, ideas de culpa, penitencias y aun prohibiciones que intentaban regular ciertas exigencias del cuerpo tan naturales como la de hacer el amor —reglas que, por otro lado, nadie cumplía— y demasiada ceremonia, demasiada cárcel.

Los orishas en cambio eran la acción, eran la alegría, el tambor, el baile como centro del homenaje a la divinidad, a la gloria, al privilegio de haber nacido y sobrevivido en un mundo de políticos y demás catástrofes, y a cambio de tales dones sólo reclamaban aquellos divertidos dioses un poco de maíz, algo de miel a veces, quién sabe si un pedazo de calabaza, y vestir de blanco o de amarillo por unos días, según la magnitud del compromiso con el santo.

Pero en Cuba, al menos, su momento definitivo, el momento de enfrentarse públicamente a los arcángeles y derrotarlos afrentosamente, les llegó a partir de 1959. Más que las astucias traídas de la selva por aquellos enemigos, derrotó a los arcángeles su mucho saber, su dedicación a la lectura y al acto de pensar. Recordemos que entre sus discípulos preferidos y que tanta importancia habían de tener en el desarrollo del pensamiento cubano, estuvieron el padre Varela, Luz y Caballero y su tío José Agustín. Y recordemos todo lo que este pensamiento influiría en hombres como Martí, como Sanguily, etcétera.

1. Inicio
2. Aprovechándose pues...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
La Habana: 'Quiero ser como Michael Moore'
IVáN GARCíA
La Habana: La pasión por las 'Y'
RAFAEL ALCIDES
Fidel y la comida
MANUEL PEREIRA, México D.F.
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir