No obstante, reconocemos el carácter provisional de toda declaración o manifiesto porque son siempre susceptibles de mejoras y críticas. Sabemos que la democracia —y dentro de ella, la economía social de mercado— es un mecanismo perfectible que se desenvuelve en la constante evolución que permite un ambiente de libertades públicas en un régimen de derecho. Rechazamos la inflexibilidad de posiciones y criterios, aunque sin desvirtuar aquellos principios inmutables que constituyen la esencia de la Democracia Cristiana en cuestiones que atañen a la dignidad de la persona humana. Esos principios que nos guían están inspirados en el pensamiento agustiniano de que "en lo fundamental, unidad; en lo dudoso, libertad; pero en todo, caridad". En otras palabras, somos humanos, por tanto, imperfectos, pero también perfectibles.

Los demócrata cristianos promovemos la democracia comunitaria o participativa como complemento de la democracia representativa vigente. En la democracia participativa se crean mecanismos que permiten al ciudadano ser protagonista mediante su participación directa en las decisiones públicas.

Es preciso aclarar que concebimos que entre el estatismo y la anarquía está la democracia. Este concepto ha nacido al mundo contemporáneo con el apellido de representativa, con una facultad intrínseca de ser perfectible. No se trata de una ideología sino de un mecanismo de gobierno que le da espacio a las ideologías para manifestarse en libertad y, por lo tanto, en un ambiente de debate nacional que conduce al consenso por medios legislativos. Por su propia naturaleza, que somete las características del mecanismo aplicado a un proceso constante de crítica y reforma, experimenta una evolución progresiva que se manifiesta según los intereses de cada pueblo.

De este modo, la democracia representativa, en simbiosis con la economía social de mercado, se transforma gradualmente en participativa, reconociendo el liderazgo de la sociedad civil como gestora de las demandas de la sociedad y promotora de sus aspiraciones, en colaboración estrecha con los partidos e instituciones políticas. La democracia cristiana, apoyada en la filosofía de Jacques Maritain, promueve activamente una evolución política que conduzca a la aplicación de la democracia participativa y al fortalecimiento de la sociedad civil mediante ese mecanismo de participación activa.

2. Principios metapolíticos (Seleccionados del documento del mismo título, publicado por el PDC, que recoge extractos de la Introducción a la Democracia Cristiana, del Dr. Enrique Pérez Olivares)

En la concepción filosófica del mundo bajo la óptica demócrata cristiana hay tres principios sociopolíticos fundamentales:

- La dignidad de la persona humana

- La primacía del bien común

- La perfectibilidad de la sociedad civil

Por consiguiente, podemos afirmar que nuestro Partido es un movimiento político de inspiración cristiana, pero también que no es un movimiento confesional porque sus postulados son de orden filosófico y no religioso y porque se nutre de tradiciones sociopolíticas no limitadas al cristianismo.

Basándose en esos tres principios filosóficos, el PDC de Cuba se apoya en una serie de otros principios sociopolíticos que se refieren a la manera de ejercer la gobernabilidad en cualquier sociedad civilizada:

- Estado democrático pluripartidista y economía social de mercado, donde imperen el derecho y se apliquen las leyes equitativamente

- Pluralismo social, jurídico y económico

- Solidaridad social, participación popular y espíritu de comunidad

- Desarrollo integral

- Integración internacional

Por último, nos hemos organizado como Partido político para hacer realidad esos 5 principios sociopolíticos, en el orden de la acción práctica, para lo cual hemos elaborado principios operativos aplicables a cualquier país donde exista un mínimo indispensable de libertad política y económica:

La realización de todos estos principios sociopolíticos se hará en forma democrática mediante la consulta popular y con el libre aporte complementario de los partidos políticos y los organismos de la sociedad civil.

Su realización se hará como una transformación radical, es decir, rápida y profunda, pero con tolerancia y sin violencia.