www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 2/6
 
Consenso Progresista: Un proyecto independiente para el siglo XXI cubano
 

Como parte de Consenso Progresista, Nuevo País es una propuesta autónoma, con la revista Consenso como vehículo de expresión, y no contaminada ni contaminable por la política inmediata para que pueda satisfacer su mayor ambición de futuro: presentar una alternativa global que, firmemente arraigada en las bases del siglo XXI cubano, posibilite un cambio fundacional.

¿Quiénes impulsan Consenso Progresista? (2) Son sus promotores: Arco Progresista, Cambio Cubano, Proyecto Demócrata Cubano, organizaciones de larga tradición política y con sus propios matices y visiones, y un grupo de ciudadanos independiente, fundamentalmente intelectuales y profesionales, que creen en el papel creador de la utopía. Las dos primeras de tendencia socialdemócrata y la otra socialcristiana. No obstante, Consenso Progresista está abierto al apoyo y la participación de otras organizaciones y personalidades cubanas —que estén de acuerdo con sus valores fundacionales— dispuestas a trabajar de conjunto para que la otra Cuba posible sea una Cuba progresista y mejor.

Para Consenso Progresista la tarea es inmensa. Sin ser un proyecto de coyunturas, nace en un momento de apetitos regresivos por parte de las autoridades cubanas —que desafían nuestros derechos y nuestras ansias democráticas—; de renovadas apetencias hegemónicas por parte del gobierno de los Estados Unidos —que desconocen nuestra identidad y soberanía como nación— y en medio de una desorientación generalizada sobre los rumbos de Cuba —que instala el desencanto dentro y fuera de nuestro país. Cómo orientarnos e imaginar el futuro neutralizando estos peligros es una cuestión que Consenso Progresista responderá colectivamente, consciente de que el futuro comienza por las ideas.

La Habana, 1 de julio de 2004

Seis Pactos y Seis Pasos para una Transición Tranquila
Una propuesta global de Seguridad Nacional

Introducción

La situación actual por la que atraviesa Cuba no es un asunto coyuntural. Nuestra continuidad como nación se encuentra amenazada. Un círculo vicioso destruye nuestra convivencia y viabilidad como sociedad por la escasa inteligencia y visión estratégica de país que muestran las autoridades cubanas.

¿Cómo salir de este círculo vicioso? No parece haber una salida visible en medio de la disputa histórica y política entre el gobierno cubano y el gobierno de los Estados Unidos. La llamada Comisión de Ayuda a una Cuba Libre, del gobierno de los Estados Unidos, y las medidas tomadas por el gobierno cubano, supuestamente en respuesta a tal Comisión, ilustran con viva actualidad cómo se puede dañar a un pueblo por más de 44 años sólo por ansias hegemónicas. A ambos gobiernos no parece inquietarles, en este punto de su histórica guerra fría, el presente y el futuro del pueblo cubano.

Las consecuencias de esta irracionalidad compartida están destruyendo las bases y salvaguardas de nuestra seguridad nacional, provocando así que la estabilidad de Cuba dependa del equilibrio de la histórica tensión entre los dos países. De hecho, si esta tensión desembocara en una confrontación, Cuba podría desaparecer. Lo mismo ocurriría si dicha tensión continúa por mucho tiempo más o si prevalecieran Washington o La Habana: una situación de bloqueo estratégico que deja un estrecho margen para una salida política razonable y que debe ser gradualmente desactivada. Sin embargo, este bloqueo estratégico nos empuja a buscar soluciones posibles. Por razones de supervivencia se necesita afrontar con serenidad, energía y compromiso ciudadano la doble amenaza a nuestra seguridad nacional.

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