www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 2/2
 
Jugando al retroceso
'Castro opta por la recentralización económica antes que ceder un ápice del control político'. Una entrevista con el economista cubano Carmelo Mesa-Lago.
 

¿Cómo repercutirá tal medida en el futuro de la Isla?

La parálisis de la reforma, en 1996, y varios pasos atrás (incluyendo éste, así como las restricciones al trabajo por cuenta propia, etc.) han contribuido a la desaceleración de la economía en 2001, el virtual estancamiento en 2002 y la muy difícil situación de 2003.

Varios economistas cubanos ya habían advertido que la desaceleración de 1997-1998 había sido influenciada por la paralización de las reformas, y que no habría crecimiento sostenido sin una vuelta al camino reformista. En mi opinión, de no volver a las reformas hacia el mercado, la economía cubana continuará deteriorándose.

Fidel y los duros han optado por la recentralización, a pesar de sus consecuencias nefastas, pues ellos dan prioridad al control político sobre una reforma que si bien produjo efectos positivos, trajo cierta delegación y descentralización económicas.

Además, la Resolución 65 ha creado incertidumbre y desconfianza en el exterior. Compras realizadas y pendientes de pago pueden no ser abonadas. Operaciones que ya estaban cerradas han sido canceladas, provocando pérdidas en empresas extranjeras que no volverán a hacer negocios con Cuba. En otros casos se han paralizado operaciones en trámite.

A partir de ahora el BCC tendrá una labor enorme, para la cual no está preparado, de manera que se demorarán los trámites de autorización o rechazo de las divisas y eso tendrá un efecto negativo sobre las operaciones comerciales. Si una empresa tiene una excelente oportunidad para un negocio, pero no puede esperar a que le autoricen las divisas, probablemente lo perderá. El BCC puede argumentar que una compra se puede hacer con un producto elaborado en Cuba, pero éste puede no tener la calidad requerida y demorar todo el proceso. Las empresas tendrán que pagar un porcentaje del valor de la compra para las gestiones bancarias.

¿Es esta acción una copia de la llevada a cabo por Chávez en Venezuela, cuando decidió no entregarle dólares a las empresas asociadas a la oposición?

En realidad esta medida fue impuesta por Castro en Cuba muchos años antes de la reforma (desde los años sesenta), porque las empresas estatales sólo podían obtener divisas a través del Estado (Banco Central, ministerios centrales, etc.). Con la Ley de Inversiones de 1995, la inversión extranjera y las medidas modestas de descentralización ya mencionadas, se dio más poder de decisión a las empresas con respecto a las divisas. Poder que ahora se ha eliminado. De forma que Castro no copió a Chávez. En todo caso, lo opuesto, salvo que no hay oposición legal en Cuba (ni informal tampoco, después del encarcelamiento de los disidentes).

¿Cuál podría ser el próximo paso del Estado cubano en materia monetaria y económica? Si la crisis persiste y se radicaliza, ¿sería una medida la de prohibirle a los cubanos el uso de dólares en las tiendas, o sea, obligarlos a venderle al banco los dólares de la remesas y a comprar los productos necesarios en pesos convertibles?

La prohibición de usar dólares (recibidos por remesas) en compras en las tiendas de divisas, y la obligación de cambiar dichos dólares por pesos convertibles, aumentaría el poder del Estado para controlar las divisas, pero también afectaría la conducta económica de los que envían las remesas.

Este paso sería un desincentivo para el envío de las mismas desde el exterior, estimado en alrededor de 1.000 millones de dólares anuales, hoy por hoy el mayor ingreso en divisas después del turismo; aunque si se toma el ingreso neto del turismo (descontando el costo de las importaciones), sería el primero.

Si quienes envían las remesas saben que sus familiares serán obligados a cambiarlas por pesos convertibles, habrá una parte de ellos que dejarán de enviarlas, aunque otro sector seguirá haciéndolo para ayudar a sus familiares en grave estado de necesidad. De forma que el envío de remesas no terminaría, pero se reduciría, un efecto contrario al interés del gobierno con dicha medida potencial. Desde un punto de vista económico, lo lógico sería no tomar esta medida, pero Castro actúa cada vez menos racionalmente.

Por ejemplo, los últimos encarcelamientos a disidentes y opositores provocaron la suspensión de la entrada de Cuba en el Acuerdo de Cotonou y el acceso a las ayudas de la Unión Europea, así como el debilitamiento de los grupos que en EE UU hacen lobby por el levantamiento del embargo. No obstante, y a pesar de sus efectos adversos, Castro podría seguir adoptando este tipo de medidas.

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