Usted se ha convertido, por el momento, en el enemigo público número uno del gobierno cubano. El periódico Granma lo llama "Bob", lo acusa de ser agente de la CIA, de tener lazos con la "mafia" de Miami…

Lo sé. Y es bien triste. Con Cuba el problema está claro: ni diálogo ni discusión honorable.

Insultos, calumnias y bajezas. Sin contar con otras venganzas. Cuando protestamos en Ginebra contra el nombramiento de Libia a la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos, Castro logró que se nos condenara. No habíamos hecho más que lanzar volantes pidiendo la libertad de prensa en Libia. Es ya un reflejo condicionado de las autoridades cubanas. Oyen la frase "libertad de prensa" y sacan los martillos, reales o simbólicos, para golpear.

Durante los años de FrançoisMitterrand, Cuba era la "niña mimada" de los socialistas. ¿Qué pasa ahora?

Pasa que el secretario general del Partido Socialista (PS), el señor Hollande, denunció el régimen totalitario cubano con vigor. Pasa que Laurent Fabius, figura eminente del PS, se manifestó una noche delante de la embajada de Cuba. Pasa que todos los martes miembros del PS vienen acompañando a los cubanos del exilio. El Partido Socialista francés ha doblado la página. Aplica la consigna que se populariza cada día más en Francia: "Cuba sí, Castro no".

¿Qué piensa usted de Cuba en estos momentos?

No tengo costumbre de satanizar a nadie. Si se produjeran cambios en Cuba, con respecto a los derechos humanos, sería el primero en decir ¡bravo! Por desgracia, no es así: 75 personas en la cárcel, con penas que van de 18 a 28 años; 29 periodistas independientes condenados injustamente. Los servicios de propaganda castristas acusan a esas personas de ser traidores. Y lo peor, llegan a la bajeza de decir: "Tal es alcohólico, tal es un sinvergüenza, tal es un desalmado…".

El muro de Berlín cayó, la Unión Soviética desapareció. Y Cuba sigue utilizando los métodos más odiosos puestos en práctica por el KGB. Provocaría risa si no fuera una situación tan trágica.

¿Qué piensa Robert Mènard sobre la proposición de un encuentro en Miami? Al parecer, usted es como un héroe de la comunidad cubana en el exilio.

Agradezco el gesto de amistad de la comunidad en el exilio. No hago más que cumplir con mi deber. Reporteros Sin Fronteras trata de respetar sus principios desde su fundación. Defenderemos a los periodistas en prisión o en peligro, dondequiera que esto ocurra. Nuestras críticas han ido, a veces, contra países democráticos que olvidan ese principio. No estamos más que al servicio de la libertad. Es un honor para nosotros, miembros de RSF, encontrarnos con los cubanos democráticos. Tanto en Miami como en Madrid o París. Lo principal es no olvidar que Raúl Rivero y sus colegas, hombres y mujeres, sufren prisión, maltratos y vejámenes continuos.