www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
  Parte 2/3
 
Entre dos fuegos
'La Iglesia tiene la tarea profética de hablar en defensa del hombre, de los derechos humanos y la libertad'. Entrevista con el cardenal de La Habana Jaime Ortega y Alamino.
por MATTEO SPICUGLIA, Roma
 

¿Se puede considerar este último aspecto como un signo de crisis del sistema ideológico y de poder?

Cardenal Jaime Ortega
Ortega acaba de celebrar el aniversario 25 de su ordenación como obispo.

Es sin duda el fruto del vacío. La gente hoy busca un sentido a la vida, especialmente los jóvenes. Cuando Dios no está, en el alma queda un vacío. En Cuba se busca un mensaje más humano, menos ideológico, capaz de tocar el corazón del hombre. Y la gente encuentra todo esto también en la caridad y en la misericordia cristiana.

Cuando leí la encíclica del Papa Dives in misericordia,comprendí inmediatamente que el autor venía de un país que había experimentado las consecuencias del bloqueo socialista. Para nosotros, los cubanos, esa es la encíclica central de su ministerio. En La Habana hay un Cristo de mármol imponente realizado por una escultura. Al contemplarlo, el Papa dijo que era signo de la misericordia. Es ésta la clave de todo: la gente hoy quiere ser acogida y acompañada con algo más que la justicia humana, que a veces puede ser muy dura. Ciertamente los problemas persisten, especialmente desde un punto de vista moral: el divorcio y el aborto, por ejemplo, se consideran normales porque se ha afirmado un pensamiento secular.

En una Carta Pastoral de febrero de 2003, escribió que es necesario preparar un camino para el futuro. En su opinión, ¿cuál podrá ser el futuro de Cuba? Después de Castro, ¿cambiará algo?

Es una preocupación común a todos, pero no lo sabemos. Las leyes de la historia, la vida misma y el mundo cambian. Será por lo tanto imposible quedarse como hoy, pero las modalidades del cambio no podemos conocerlas.

En primavera, el Proyecto Varela, promovido por un grupo de católicos, propuso un referéndum para las libertades civiles y para la democracia. Es un signo de renovación muy fuerte que, sin embargo, fue reprimido duramente y acompañado de un enconamiento de la política del régimen…

Hay un movimiento que va en este sentido y es verdad que hubo una reacción dura, especialmente en un segundo momento. El promotor del Proyecto Varela es un católico y ha recibido el premio Sajarov. Tras este episodio, varios disidentes han sido detenidos y condenados a penas durísimas de hasta 25 años de cárcel. Se ha querido golpear sobre todo a los miembros del movimiento. Para ellos, la situación es verdaderamente muy dura.

Europa ha reaccionado con firmeza a estas medidas, también a través de sanciones económicas. En su viaje a Cuba, el Papa invitó al país a abrirse al mundo y al mundo a hacer lo mismo con la Isla. Hoy, la vida de los cubanos debe coexistir con un régimen, pero además con un embargo. En su opinión, ¿qué camino debe seguir la comunidad internacional para ayudar a Cuba?

La Iglesia cubana siembre ha dicho después de 1969 que el embargo no es la solución. Las medidas económicas contra el país sólo crean aislamiento, porque el gobierno se hace más rígido e intransigente. Las divergencias con la Unión Europea son muy difíciles y no sé cómo podrán ser superadas.

Volviendo a la vida del país, ¿qué tipo de realidad social afrontan? ¿Cómo es la vida de cada día?

Hay una gran pobreza, no extrema como la de los países africanos, pero una dificultad seria para llevar una vida normal. El que quiere casarse no encuentra una casa, se vive en ambientes muy pequeños, representa un problema trasladarse de una zona a otra, encontrar alimentos. También el trabajo se resiente: hay, pero es insuficiente desde el punto de vista económico. Así, se pueden encontrar médicos que después de su turno en el hospital se ponen a vender dulces a los turistas para conseguir más ingresos.

¿Y los jóvenes? ¿Cuáles son sus esperanzas?

Los jóvenes estudian secundaria, después hacen tres años de preuniversitario en zonas alejadas de la ciudad trabajando media jornada: por la mañana están en los campos y por la tarde estudian. Quien sale de la universidad casi siempre debe realizar tareas distintas de lo que ha estudiado. La juventud no tiene esperanza. Es un fenómeno, sin duda general, que involucra a otros países, pero en Cuba no existe ninguna adhesión entusiasta a la vida social y política.

El sentido de desconfianza hacia el poder actual, ¿no puede favorecer un cambio?

Es difícil construir cuando la gente no es capaz de actuar con libertad interior. Para muchos, la única opción interesante, el sueño más importante de la vida es dejar el país. No se consigue ver un futuro en el país. Existe un proyecto individual ligado a la emigración, pero no hay un plan común. Este sueño implica a todos, desde los católicos a los hijos de los dirigentes del gobierno y de la administración. La emigración masiva es la mayor amenaza para nuestro futuro. Actualmente, y no hablo sólo de Cuba, no es posible entusiasmar a los jóvenes con la ideología. Hay necesidad de respuestas profundas.

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