www.cubaencuentro.com Martes, 29 de abril de 2003

 
  Parte 4/5
 
Carta a Santa Brígida de Suecia
por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
 

Allí mismo, y bastante desembarazada —que ya lo había estado ocho veces— de responsabilidades, se le recrudecieron las visiones y llegó a sentirlas en carne viva. Esto de la carne viva, aunque sea recruda me provoca muchos chistes que callaré, por no acrecentar el dolor de los míos, que no imagina cómo añoran esas visiones. Yo, en cambio, como sé que la carne es débil, y más si se hace con papas, le puedo confesar que tengo sueños parecidos a los suyos, pero me da más por la parte de la historia, y se repiten hasta dos veces, con lo cual se me puede tildar, incluso, de revisionista. Por ejemplo, usted anduvo mucho tiempo intrigada por saber con exactitud cuántos latigazos, gaznatones, búfatas y cocotazos había recibido Jesucristo. En una de sus revelaciones se le apareció Él mismo y se lo confesó, lo que apunta que era usted tremenda para el revelado. Le dijo: "Recibí en Mi cuerpo cinco mil cuatrocientos ochenta latigazos; son 5.480 azotes. Si queréis honrarlos en verdad, con alguna veneración, decir 15 veces el Padre Nuestro; también 15 veces el Ave María, con las siguientes oraciones, durante un año completo. Al terminar el año, habréis venerado cada una de Mis Llagas". Guao, eso es estadística y el resto, bobería. Si yo en mi terruño me hubiera puesto con esa obsesión de averiguar lo de los maltratos, algún chivato me habría desgraciado el ave pensando que redactaba un informe para Amnistía Internacional, y de mi padre nuestro, no quedaría ni la foto. Pero su nacionalidad como que le amparaba un poco, y en el tiempo que le dejaban las cartas regañonas a los Papas por vivir en Avignon, tradujo la Biblia a su idioma y soltó los ocho tomos de sus Revelaciones celestes, que no es un tratado de astronomía, sino oraciones y sueños. Se publicaron en 1492. Cristóbal Colón viajó por otra cosa, no por huirle al lanzamiento editorial.

Su primo Magno la quiso mangonear y embarcarla en una misión bastante fuácata, aprovechando que estaba bien entrenada para caerle arriba a los paganos con la pituíta, y la apuntó en un contingente internacionalista para desgraciarle la vida a los letones y estonios. Le dijo: "Son unos letones de basura. Estonio lo soporto", pero usted no se dejó envolver y, a pesar de que Europa sufría la peste negra —que no era una ola de pateras desde África— agarró los bártulos y se fue a Roma, así sin más, lo que resultó muy agudo de su parte. Le confieso que a mí mismo y a mucha gente se nos ha ocurrido la misma idea, pero no vea cómo se traba eso "allá en el rancho grande, allá donde vivía". Por allá por mis pagos a esa peregrina ocurrencia se le dice de otro modo, y cuando lo logras, te quitan hasta los chuchos de la luz. En lo que al resto de las personas que viven un rato aquí y otro allá, que se mueven para donde las conspiraciones de los astros le indiquen, se les dice "hombres de mundo". Sin embargo, al que no ha puesto un pie fuera de Imías, se le considera de lo más lindo y confiable. Pero usted recogió cuatro trapos de lino, y a linotipear a Roma. Que me da que por allá, por la Edad Media, como que todo era más fácil. No sabe las ganas que tengo de que mi pobre país alcance de una vez el medioevo y podamos imitar a gente como usted.

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3. Esas voces interiores...
4. Allí mismo...
5. Cuando comencé...
   
 
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