Repiqueteante, selvático y enchilado Luciano Chano Pozo, repiqui pon:

Al final decidí no dar la conferencia en lo del sicoanalista Joan Massip. Eran muchos pacientes para un impaciente. Empezaron a entrar los que tienen incontinencia urinaria y aquello se puso demasiado húmedo para mi artritis. Así que hice un gesto de abur y dejé al clínico catalán con la palabra en la boca. Como la palabra era larguísima, le manchó la bata cuando le dije que me manchaba con la música a otra parte. Prefiero que esto sea un cara a cara, un face to face, un teta a teta, que en francés suena más bonito y menos mamario. Reflexionaré y te haré llegar el fruto por escrito.

La primera reflexión me brota antes de haber desayunado. Amanecimos sin Papa. Seguimos sin Papa. Debía de estar acostumbrado después de 37 años amaneciendo sin saber si ese día habría papa. Como lo de encontrar Papa es experimento de la Curia, pienso que lo mismo hicieron con nosotros. Los de la Curia, ¿son curieles? Con el ombligo vacío a mí se me ocurre cualquier alucinación. Me da por pensar que la palabra obstáculo debería ser con hache, y así, con la cantidad de seborucos que hay en este mundo, la pondrían con faltas de ortografía y "abría menos hostáculos". De todos modos la hache es sorda. Reflexiono: ¿Y por qué no se escribe con hache la Asociación de Sordos? ¿Tendrán problemas hortográficos, hademás de los hacústicos?

Ya ves, me alejo de ti, aunque los cueros comienzan a sonar en el fondo de mi celebro, comenzando el plante. Siento un bombo y no es de visas. De todos modos —sigo en la reflexión "ortográfica", otra palabra que debe llevar hache— aunque sé que no serviría. Recuerdo la prueba que al respecto hice con mi socio habanero Mazamorra, destilador de azuquín. Un día le pedí que escribiera la palabra homosexual, solamente para comprobar cómo lo haría, con hache o sin ella. Mazamorra me regaló la mejor de sus verdes sonrisas, y, con gesto soberbio de presidente del Consejo de Estado y de Ministros, escribió rápido en un papel. Había resuelto en un segundo el misterio, a su manera, y hasta soltó una risita, satisfecho. Cuando miré lo que había escrito, quedé perplejo. Había puesto, con letra de escolar sencillo, simplemente esta frase: llegua. Fin de mi intento. Vuelvo a caer en el vacío.

Segunda reflexión (10:00 am): Pienso en el canon de belleza humana. Todos los testimonios afirman que eras lo más feo que parió madre. Que eras hijo de un susto, de una mala noticia. Que tenías los ojos demasiado botados, la cara redonda, más dientes de lo que permite el código penal y una nariz del ancho del Estrecho de Gibraltar. Para llegar de una ventana a otra había que coger avión, poniendo cuidado que no se acabara la gasolina. Debe ser cierto eso de que la belleza va por dentro, y tú eras una fiera ocultándola. Lo de la belleza interior es un consuelo hipócrita (¿con hache o sin hache? Bah, llegua). ¿Entonces por qué la gente no quiere casarse con los feos? Cuando alguien se casa con una mujer fea ya la gente habla de llevarlo al pisiquiatra, o sonríen pensando en la cuenta del banco.

Por eso existe la filosofía de los curdelas, con esa sentencia que reza que el alcohol se inventó para que las feas no murieran vírgenes. Este mundo es un parche. Tal vez esa fue la razón para hacerte tamborero. Primero te hiciste ñáñigo, que es hacerse creador, y luego le caíste al chivo, como para hacer muecas sin que te detuviera la policía. Ahora recuerdo a una amiga que tenía una foto tuya para asustar a su hijo y obligarle a comer. La cambió por un nativo de Australia. Consuela saber que hay alguien que manda más feo que uno mismo. La belleza es una mentira, y si no, ¿por qué le dicen bellos a los pelitos del pubis?