Para la lógica de algunos de los opositores internos, la Unión Europea sólo debe admitir el ingreso de Cuba en el Tratado de Cotonú cuando el régimen dé muestras de cierto respeto a las libertades y los derechos humanos. Otros piensan que primero puede firmar, y eso le obligará a ser más respetuoso con las libertades.
Para la lógica de algunos funcionarios de la UE, al firmar ese Tratado, que es vinculante, se podrá contar con instrumentos de presión sobre el régimen de La Habana para, poco a poco, ir logrando el respeto a los derechos humanos.
Para la lógica de La Habana, ahora es importante formar parte del grupo de 77 países África, Caribe, Pacífico (ACP, firmantes del Tratado de Cotonú), porque en el seno de esa organización podrá actuar como un factor de permanente subversión, contra los valores que defiende la UE.
Baste recordar, por ejemplo, que el gobierno de Zimbabwe es integrante del grupo ACP. ¿Qué mejor abogado podría tener el presidente Robert Mugabe que el representante cubano?
Si se trata de imponer condicionantes a Cuba para recibir parte de los 13.500 millones de euros de ayuda que la UE concederá para reforzar las instituciones democráticas del grupo ACP, erradicar la pobreza y contribuir a su integración en la economía mundial, el representante cubano siempre podrá argumentar que los regímenes de Sudán y Guinea Ecuatorial forman parte de esa institución, y no son muy respetuosos de los derechos humanos.
Buscar la impunidad para los gobiernos autoritarios que formen parte del grupo ACP será tarea prioritaria del representante de Cuba, como ya ha ocurrido en otros foros internacionales.
En la primavera de 1999, debido a que los países de la Unión Europea votaron a favor de la condena de Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, La Habana respondió con el clásico pataleo y se retiró de las negociaciones para firmar el Tratado de Cotonú.
Ha pasado el tiempo y ahora se perfila la estrategia a largo plazo de La Habana para firmar el Tratado (principalmente respondiendo al pedido de los países amigos del Caribe, Pacífico y África). Para estar "como pez en el agua".
Sin embargo, la intensificación de las medidas represivas en Cuba no crean el clima propicio para que la Unión Europea haga concesiones en la posición común hacia la Isla, adoptada en 1996 y que ha sido renovada recientemente.
La Unión Europea (UE) y el Parlamento Europeo condenaron hace pocos días la campaña de arrestos del Gobierno cubano y pidieron que se libere cuanto antes a los 76 disidentes detenidos.
Los arrestos "justifican la posición común sobre Cuba, especialmente el llamado a una reforma democrática y a un mayor respeto de los derechos humanos. Las violaciones de los derechos fundamentales políticos y civiles serán vigiladas muy de cerca por la UE, y seguirán influyendo en las relaciones con Cuba", advierte la declaración de la presidencia griega, respaldada por todos los países miembros.
Ante el Tratado de Cotonú hay lógicas diferentes pero, en lo que se refiere a la Unión Europea, la ola represiva sirvió para despertar algunas conciencias que habían sido confundidas con los cantos de sirena del régimen cubano. |