¿El relevo del Comandante?

En la actualidad, a Fidel Castro le quedan pocos amigos. Hugo Chávez es uno de los escasos admiradores con que todavía cuenta. Quizás el presidente venezolano tenga la ilusión de suceder al viejo Comandante en su batalla permanente contra el imperialismo. La cuenta que no ha sacado Chávez es que muy probablemente tenga que dejar el poder antes de que su ídolo abandone el trono.

El gobernante bolivariano casi no tiene posibilidades de sortear con éxito un referéndum revocatorio sobre su mandato que tendría lugar a finales de este año. Fuera de la presidencia del quinto exportador de petróleo del mundo, Chávez no le será útil a Castro. Quedará como uno de los tantos líderes revolucionarios a los que el gobernante cubano ha utilizado y luego desechado.

En Venezuela, hasta antiguos guerrilleros de la década de los 60 reniegan de las  revoluciones cubana y bolivariana. Uno de ellos es Teodoro Petkoff, quien en su periódico Tal cual ha fustigado la injerencia de Fidel Castro en la política venezolana. En un reciente editorial titulado DRACUBA criticó con dureza los recientes encarcelamientos de los disidentes y los fusilamientos ordenados por el gobernante cubano.

Como era de esperar, Venezuela fue el único país latinoamericano, miembro de la Comisión de Derechos Humanos, que votó en contra de la resolución de condena a Cuba. La devoción por el régimen de la Isla quedó demostrada en el Encuentro Mundial de Solidaridad con la Revolución Bolivariana, celebrado del 10 al 13 de abril en Caracas.

El vicepresidente cubano Carlos Lage asistió al evento en representación del Comandante. En un discurso calificado de injerencista por muchos sectores venezolanos, Lage dijo que "los cubanos no hacemos caso a televisoras, periódicos y terroristas escuálidos". Precisó que "tienen el susto y la preocupación de que la revolución bolivariana se vaya a cubanizar". "Quisiera transmitir un mensaje: ¡Golpistas, tranquilos, ese no es el peligro, el peligro es que se pueda venezolanizar la revolución cubana!".

La declaración final del encuentro se parece mucho a las leídas en el Palacio de las Convenciones, en La Habana. A partir del foro bolivariano se crearán "redes de solidaridad con el fin de fomentar la resistencia de los pueblos ante los embates de la globalización y de las tentativas del imperialismo estadounidense".

Preparándose para el relevo, Chávez recibió un homenaje que sólo Castro había merecido. La entrega del pañuelo de las Madres de la Plaza de Mayo, cuyo único depositario había sido el gobernante cubano. Una vez más la izquierda se equivoca en la búsqueda de un paradigma.

La oposición venezolana ha dejado bien clara su posición de rechazo a las recientes atrocidades cometidas por Fidel Castro. El viernes pasado, decenas de manifestantes, entre ellos muchos exiliados cubanos, protestaron frente a la embajada de la Isla, en Caracas, por la "cubanización" de la tierra de Bolívar y la represión a los disidentes. Los carteles decían "Fidel asesino" y "No queremos vivir el drama cubano". También frente a la sede diplomática cubana, grupos opositores celebraron el Domingo de Resurrección con la tradicional quema de Judas. En ese sitio fueron quemadas una figura de Fidel Castro y otra de Hugo Chávez, las cuales ardieron juntas.

Quizás el Comandante a estas horas se haya dado cuenta que tensó demasiado la soga. El encierro de los disidentes y el fusilamiento de tres personas comunes, que sólo querían dejar la Isla, como tantísimos cubanos, ha calado hondo entre la gente que pretendió amedrentar. Mensajes que llegan desde La Habana dan fe del disgusto y la indignación de muchos ante tantos abusos. "Algo va a pasar, las cosas están llegando al límite", dicen los que están empezando a perder el miedo.

Será que algunos, aún sin conocer a Oswaldo Payá ni haber leído el Proyecto Varela, estén haciendo suyas las palabras del disidente cubano, cuando recibió el Premio Sajarov por su lucha en favor de los derechos humanos en la Isla. Payá dijo en aquella oportunidad: "En la víspera de mi partida, derribaron mi puerta, me han amenazado a mí y a mi familia con la muerte. Yo tenía miedo, pero uno no se deja paralizar por el miedo. Uno sigue adelante".