Cuando en los foros internacionales se producen iniciativas de Cuba contra otros países u organizaciones en relación con los derechos humanos u otros temas, La Habana siempre cuenta a su lado con Zimbabwe.
Es parte de la complicidad entre dos regímenes, que recientemente se puso de manifiesto en el Comité de las Naciones Unidas encargado de las relaciones con las Organizaciones No Gubernamentales (ONG).
Este Comité votó el pasado 20 de mayo por mayoría a favor de la recomendación de Cuba la suspensión por un año del estatuto consultivo de Reporteros Sin Fronteras
en la Comisión de Derechos Humanos.
El gobierno de la Isla tomó esa iniciativa después del incidente protagonizado el pasado 17 de marzo en Ginebra, cuando seis miembros de Reporteros Sin Fronteras lanzaron octavillas contra Libia, en los momentos en que la nueva presidenta de la Comisión, la embajadora de ese país, Najat Al-Hajjaji, pronunciaba su discurso inaugural. El delegado de Zimbabwe fue uno de los más entusiastas a la hora de apoyar la iniciativa de La Habana.
Para el régimen cubano, Reporteros Sin Fronteras (RSF) se ha convertido en una organización conflictiva. Bastaría recordar que fue RSF una de las que ayudó financieramente para que se pudiera materializar el proyecto de editar la revista opositora De Cuba (sólo salieron dos números), apoyó cursos de formación de periodistas independientes y, más recientemente, organizó las vigorosas protestas contra la represión en Cuba que tuvieron lugar en París.
Un "éxito" para el gobierno cubano, que no es compartido por el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Sergio Vieira de Mello, quien declaró sobre el asunto el pasado 30 de mayo: "Aunque tengo reservas sobre el comportamiento de esa organización no gubernamental en la Comisión, ya que no respetó las reglas, me opongo a su exclusión, porque estoy a favor de la libertad de expresión".
Las coincidencias entre los regímenes de La Habana y Harare no se limitan a los aspectos políticos o de los derechos humanos. Ambos gobiernos han llevado a los dos países a la ruina económica. El caso de Cuba es de sobra conocido, pero vale la pena mencionar cuál es la situación de Zimbabwe, país que durante muchos años fue considerado como el Granero de África, por ser la única nación del continente exportadora de alimentos.
Actualmente, las autoridades zimbabwenses calculan que la nueva cosecha de cereales será este año de 600.000 toneladas, frente a los 2,1 millones de toneladas que el país producía, como promedio, hasta el año 2000, lo cual le permitía entonces abastecer ampliamente sus necesidades internas y exportar el resto.
Desde principios de ese año, el gobierno zimbabwense ha expropiado sin compensación económica alrededor de once millones de hectáreas de tierras cultivables a unos 4.500 hacendados blancos, en su mayoría descendientes de colonos ingleses. La reforma agraria, que ha hundido a Zimbabwe en una profunda crisis política y económica, coincidió con el lanzamiento de una campaña de represión por parte del Gobierno contra sus oponentes, después de que éste fuera derrotado en un referéndum para introducir cambios constitucionales que le hubieran permitido a Mugabe perpetuarse indefinidamente en el poder.
Muchos de los zimbabwenses negros que recibieron granjas expropiadas por el Gobierno a terratenientes blancos pasan hambre y necesitan ayuda alimentaria de emergencia, informó el pasado 27 de febrero el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU. |
