www.cubaencuentro.com Lunes, 30 de junio de 2003

 
  Parte 1/2
 
De Bruselas me han dado un recado
Fidel Castro augura 'nuevas batallas' tras las medidas adoptadas por la Unión Europea hacia Cuba. ¿Se urde un nuevo plan de invasión a la Isla, esta vez con soldados polacos?
por ALCIBíADES HIDALGO, Washington
 

Stanislaw Kania fue un fugaz líder de la Polonia socialista. Cuando Lech Walesa desafió con su sindicato independiente Solidaridad el poder establecido, los comunistas polacos decidieron reemplazar al demeritado secretario del partido, Edward Gierek, y no encontraron a nadie mejor que Kania, un nombre gris en la nomenklatura, para sustituirlo. Kania sólo enfrentó problemas. En la Varsovia de comienzos de los ochenta, entre huelgas, protestas y escasez, se sabía que el pobre hombre terminaba cada noche junto a Wyborowa, la mejor marca entre los buenos vodkas polacos.
Fidel Castro
Castro; 'Tribuna Abierta' en el barrio Santo Suárez: 'A los imperialistas yankis se les ha añadido una pandillita, una mafia conocida por allá, aliados del imperialismo fascista'.
Quizás no fuera tan mala compañía si se tiene en cuenta que para Pablo Picasso, según dicen los polacos, las tres cosas más sorprendentes de su época fueron los blues, el cubismo y el vodka de Polonia.

El abrumado Kania renunció apenas un año después de asumir la pesada herencia y fue reemplazado por un general que no evitó la quiebra del sistema, pero logró que los rusos no invadieran Polonia una vez más. Ese país, de historia trágica si las hay, decidió este fin de semana su incorporación a la Unión Europea. Es la mayor de las diez naciones que ahora tocan a la puerta de los Quince —entre ellas ocho del antiguo mundo socialista— y todas conformarán en breve plazo el mayor bloque económico y político en expansión del planeta.

Mientras los 38 millones de polacos, sacudiéndose un pasado espeluznante, eran llamados a las urnas para optar por la alianza continental —en triste contraste con los caminos por los que transita Cuba al inicio del nuevo milenio—, en el habanero barrio de Santos Suárez, ante siete mil vecinos convocados al efecto, Fidel Castro proclamaba su propia medida contra la Unión Europea, calificándola como "pandillita" y "mafia aliada al imperialismo yanqui". Castro anunció una vez más "nuevas y grandes batallas", sin identificar claramente a los contendientes, pero casi seguro que pensando en el Viejo Continente.

La nueva desmesura es el resultado del anuncio de que la Unión Europea limitará las relaciones oficiales con La Habana y aumentará en cambio sus contactos con la oposición interna, como demostración de su rechazo unánime a los injustificados encarcelamientos y ejecuciones de las últimas semanas.

Apenas en marzo pasado la UE abría una representación en La Habana y el comisionado Poul Nielsen, de visita oficial, anunciaba el inicio de "una nueva relación". También parecía inminente el ingreso de Cuba al Acuerdo de Cotonou, aplazado por muchos años por exigencias democratizadoras que los europeos, al parecer, se disponían ahora a pasar por alto.

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