A pesar de todos los pronósticos, Fidel Castro no asistió a la XXIV Cumbre de la Comunidad del Caribe (CARICOM), que se realizó recientemente en Jamaica. Era muy esperado, pero se limitó a enviar un mensaje en el cual ni siquiera mencionaba el motivo de su ausencia.

Foto de familia de los Jefes de Estado caribeños durante la 24ª Cumbre del CARICOM.

Las razones de la falta del gobernante se pueden encontrar en algunas otras presencias. La del presidente de Chile, Ricardo Lagos, que fue el invitado especial para la inauguración de una cumbre que marcó el XXX aniversario de la organización, fue una de ellas.

Los quince miembros del CARICOM negocian actualmente un trato especial para sus pequeñas economías dentro del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Asimismo, proseguirán en septiembre próximo, en Cancún (México), sus conversaciones con la Organización Mundial de Comercio (OMC), y adelantan dentro del grupo África-Caribe-Pacífico nuevos acuerdos con la Unión Europea (UE).

Ante estas negociaciones, el CARICOM ha solicitado la ayuda de Chile para organizar seminarios en los que el Gobierno de Santiago ofrecerá la asesoría de cuatro funcionarios, dijo el presidente Lagos.

El CARICOM deseaba conocer de cerca los logros de los acuerdos de libre comercio suscritos por Chile con Estados Unidos, la Unión Europea y la Asociación Europea de Libre Comercio, integrada por Suiza, Liechtenstein, Noruega e Islandia, señaló Lagos.

Otro de los invitados a las celebraciones fue el presidente de República Dominicana, Hipólito Mejía, quien hizo algunas declaraciones en Jamaica que tampoco serían de mucho agrado para el Comandante en Jefe.

Por ejemplo, Mejía confirmó el próximo envío a Irak de 250 soldados dominicanos y reiteró que "somos caribeños", con una cultura y un destino común, que coinciden en todo menos en el idioma. Además, defendió una mayor cooperación en el sector turístico caribeño.

Sobre la inclusión de Cuba en ese proyecto, Mejía afirmó que "el problema de ese país es con los Estados Unidos", y puntualizó que las relaciones cubano-dominicanas "están en stand-by. Son buenas, pero no de besos y abrazos".

Uno de los pasajes del mensaje que envió Castro dice: "Atravesamos momentos difíciles y sumamente peligrosos. Los enemigos históricos de la Revolución cubana se empeñan por estos días en fabricar pretextos que le permitirían al Gobierno de Estados Unidos justificar una agresión militar contra Cuba. Sabemos que en última instancia la superpotencia, empeñada en demostrar su pretensión hegemónica en el actual mundo unipolar, no necesita siquiera de pretextos plausibles para atacar a una nación soberana. La dolorosa experiencia de Irak es un ejemplo elocuente".

El mensaje de Castro también insiste en que se deben desarrollar "iniciativas dirigidas a enfrentar desde una posición de unidad los desafíos de la globalización ante el convite de alianzas que representan intereses externos y hegemónicos".